El afán solidario de cuatro amigos de Intxaurrondo, Donostia, con vocación de ayudar a los más necesitados se ha convertido ya en una ONG con más de un millón de presupuesto, millones de comidas servidas y alrededor de 2.000 voluntarios que han cocinado un plato caliente a decenas de miles de personas refugiadas. Zaporeak se ha erigido como un proyecto imprescindible para miles de personas migrantes y refugiadas que se encuentran actualmente en el campo de Lesbos.

Este enero han servido un 200% más de comidas que el pasado año en el campo de refugiados de Lesbos.

Sí, no para de subir. En Lesbos empezamos con 800 raciones hace años, pero ahora estamos en 3.000. Y pienso que seguirá subiendo. Hemos estado ocho años trabajando con fuegos pequeños, y perolos de 100 litros de capacidad. Pero ahora tenemos más material, se puede hacer más y más a gusto. Estamos en un presupuesto alto, 1,2 millones.

¿Es suficiente?

Para abarcar lo que podemos, 3.000 raciones. Pero en el campo hay 6.000 personas, hay mucha gente que queda fuera. Vienen con ticket de médicos, estamos dando de comer a la gente más vulnerable: niños, enfermos, mujeres embarazadas... el resto no puede recoger la comida. Se te cae el alma a los pies.

¿Qué les ofrecen además de comida?

Es una seguridad. Saben que todos los días hay gente del País vasco que les dará de comer. Y sobre todo la alegría, y el pasar el momento más agradable del día. Cuando llega la furgoneta de Zaporeak se les ve el cambio de cara. El resto del día no tienen nada que hacer. Nos gusta estar con ellos, hablar... y les llena, intentamos alegrarles el día.

Empezaron el proyecto para seis meses y llevan ocho años. ¿Cómo ve el futuro de Zaporeak?

Estamos viviendo un momento feliz. Son 3.000 comidas diarias, recaudamos dinero, no tenemos problemas. Es un momento dulce, y creo que va a seguir, siempre y cuando tengamos un pueblo como el que tenemos, porque el pueblo vasco es súper solidario. Por allí, por Lesbos, han pasado más de 1.800 voluntarios, es una pasada. Son tres semanas duras de trabajo, se han dado millones de comidas. Y tenemos la gran suerte de que ante cualquier llamamiento hay una respuesta impresionante. Lo más importante es que nos mantengan allí. Hasta ahora han pasado por allí más de 1.800 voluntarios, es una pasada. Son tres semanas duras de trabajo, se han dado millones de comidas... no le damos valor porque nos parece normal, pero la gente flipa. De hecho estamos pensando contar todo esto en un documental. Hasta junio hay overbooking de voluntarios. Empezaremos a mandar más voluntarios, porque son 3.000 comidas diarias, y emplatarlas son muchas horas.