El trasiego de líderes llegados de todas partes del planeta con discursos plagados de promesas, en el caso de los del Norte Global, y de reclamaciones, en el de los del Sur, marcará este sábado la tercera jornada de la cumbre del clima de Dubái COP28 mientras los negociadores se centran en cómo reducir las emisiones de CO2.

Entre otros, está previsto que intervengan en la última sesión de la cumbre de líderes de la COP28, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris; el canciller de Alemania, Olaf Scholz; el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.

Por el Sur Global, tomará la palabra la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, convertida en la voz de los países con menos recursos y más afectados por los efectos del cambio climático.

Junto a ellos, intervendrá el cardenal secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, que leerá el discurso que había preparado el papa Francisco, que tenía previsto acudir a la COP28, algo inédito en una cumbre climática, y que anuló su viaje por motivos de salud.

Además, se emitirá un videomensaje del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

Todos ellos dispondrán de sólo 3 minutos para exponer sus prioridades en la lucha contra el cambio climático mientras resuenan los ecos del nuevo eslogan climático: triplicar la capacidad instalada renovable y doblar los objetivos de eficiencia energética, ambas ambiciones a 2030, y acordar el fin de los combustibles fósiles en el sector de la energía.

En paralelo, los negociadores continuarán fraguando acuerdos para decidir cómo recortar las emisiones con el fin de poder cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados a finales de siglo respecto a la era preindustrial, así como lograr una transición justa.

En este contexto, cobra especial interés la comparecencia en rueda de prensa convocada para hoy por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pocos días después de que se haya sabido que el país carioca ingresará en la OPEP+, que reúne a los 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otras 10 naciones, como Rusia o México-

Llama la atención este movimiento ante el histórico activismo ecologista de Lula da Silva, defensor a ultranza de frenar la deforestación de la Amazonía y combatir el cambio climático, y en un momento en el que la OPEP ha redoblado su ofensiva contra aquellos que pretenden el fin de los combustibles fósiles.