Su lema lo dice todo. Por título (Diet) ista, por pasión, en cambio, nutrici (on) ista. Naroa Esparza es dietista y nutricionista, y a través de sus redes sociales (Naroa Esparza Dietista - Nutricionista) ofrece a sus seguidores una serie de consejos gratuitos sobre alimentación saludable.

Recomienda reiteradamente dejar a un lado la palabra dieta y aconseja por ello llevar un estilo de vida saludable y duradero en el tiempo. Ha convertido su vocación en profesión y en cada post que realiza con detalle y mimo en sus redes sociales regala recetas dulces y saludables y tranquiliza a todas aquellas personas que durante las fiestas navideñas han roto sin quererlo la dieta. Enero es sinónimo de gimnasios llenos de nuevos socios.

También es sinónimo de personas acomplejadas que intentan adelgazar los kilos de más que han ganado durante las fiestas navideñas. Y en este contexto, Naroa Esparza hace un llamamiento a la sociedad: la importancia de aprender a comer, aprender a gestionar las emociones para que no se coma por impulso, y pedir ayuda a nutricionistas y psicólogos cuando la relación con la alimentación no es sana.

Enero es sinónimo de dietas. ¿Qué recomendaciones le daría a quien quiera adelgazar?

-Es cierto que, durante ciertas fechas al año, muchos ciudadanos se ponen siempre a dieta; casi siempre antes del verano y después de las fiestas navideñas. Pero antes de ponernos a dieta es importante que hagamos una actividad diferente que nos invite a la reflexión: para ello, tenemos que coger papel y boli y tenemos que escribir de manera cronológica cuándo fue la última vez que hicimos una dieta, cuánto tiempo duró, para qué nos sirvió, cuándo la terminamos, si volvimos a coger los kilos que perdimos, y cuál fue nuestra experiencia. Tras tener esos datos, ¿qué conclusiones sacamos de ello? La conclusión es que las dietas no sirven para nada. De hecho, las evidencias científicas muestran que el 99% de las personas recuperan el peso perdido entre 2 y 5 años después de terminar la dieta, de los cuales tres cuartas incluso ganan de peso perdido. Por lo tanto, a la vista de lo expuesto, recomendaría centrarse más en los hábitos que en la dieta, marcando pequeños objetivos, las opciones son mil. Por ejemplo: Consumiendo tres piezas cada día, dando unos diez mil pasos al día, consumiendo tres veces por semana legumbres y reduciendo el consumo de azúcar, al menos, dos o tres cucharadas.

Para adelgazar también es importante contemplar problemas hormonales, el sueño nocturno debe de ser de calidad al menos siete horas, el estrés, realizar actividad física…"

También existen dietas muy agresivas que aseguran que se puede perder hasta diez kilos en poco tiempo. ¿Cuántos kilos conviene perder al mes?

- Las dietas y la pérdida de peso son dos conceptos que están muy relacionados entre sí. De hecho, el objetivo de muchas personas en mis consultas es perder peso. Pero es importante reflexionar sobre el objetivo principal: ¿Podríamos clasificar la pérdida de peso como consecuencia de un objetivo o como objetivo principal? ¿Los resultados de la balanza son reflejo de tus mejoras? ¿Crees que los datos que recibimos de la báscula son los mejores datos para valorar tus avances? Después de reflexionar sobre estas preguntas vamos al grano. El ritmo recomendado para la pérdida de peso corporal semanal oscila entre el 0,25% y el 1% semanal. Es decir, en una persona que pesa 70 kilos, tendrá que perder 175-700 gramos por semana, para evitar que se pierda la masa. El mantenimiento de la masa y tejido muscular en la pérdida de grasa no es sólo importante en deportistas, sino que es fundamental para evitar la reducción del rendimiento y una buena calidad de vida y salud.

Algunas dietas, además, están siempre de moda. El limón o la manzana son clásicos. ¿Qué opina de ello?

- Sí, esas dietas y similares, por lo general, se venden así para que dietas tan restrictivas parezcan a golpe de impacto más atractivas. Pero hay que tener cuidado con estas dietas o con cualquier dieta en la que el peso se pierda rápidamente, porque la salud también puede empeorar.

Por otra parte, muchas veces, a pesar de que la perdida de peso esté bien estructurada con un buen déficit calórico, sigue produciendo ansiedad. ¿Cómo se puede trabajar esta ansiedad?

-En este contexto, es importante que aprendamos a diferenciar bien dos conceptos que no tienen nada que ver entre ellos: dieta y vida saludable. Entre estos dos conceptos existen muchas diferencias. Por ejemplo, las dietas tienen fecha de caducidad, no podemos estar toda la vida a dieta y, encima se prohíben ciertos alimentos. En un estilo de vida saludable ni se tiene que andar cambiando de alimentación en función de objetivos ni tampoco se prohíbe ningún alimento. Y es que el hecho de prohibir alimentos como lo que hacemos cuando estamos a dieta, produce muchísima ansiedad y acaba generando descontrol. Tenemos que seguir transmitiendo el valor de no hacer más dietas y aprender a llevar un estilo de vida saludable. Además, hay que tener otra cosa clara. Cuando estamos a dieta incluso se reduce nuestra relación social porque tenemos más complicaciones para comer fuera con amigos ya que tememos romper la dieta. Hay muchos motivos por los que recomiendo no hacer dietas. Lo importante es saber qué comer y en qué cantidades. Ese es nuestro trabajo.

"Ningún alimento nos ayuda a solventar una emoción. Minutos después de ingerir un alimento que nos produce placer, volvemos a la situación inicial"

Pero aún llevando una alimentación saludable, es difícil hacer déficit para algunas personas, ¿no?

–Lo difícil es entender que además de déficit calórico también son importantes otros factores. Muchas personas se piensas que, si ellos necesitan 2000 calorías para sus actividades, con ingerir 1500 es suficiente para adelgazar. Pero no es todos los casos es así. Para adelgazar también es importante contemplar problemas hormonales, el sueño nocturno debe de ser de calidad al menos siete horas, el estrés, realizar actividad física… tenemos en cuenta muchos más factores.

"Prohibir alimentos como lo que hacemos cuando estamos a dieta produce muchísima ansiedad y acaba generando descontrol"

¿Y cómo se puede evitar el hambre emocional?

–¿Has oído hablar alguna vez sobre el piloto automático? ¿Qué recuerdas de lo que hiciste ayer? ¿y qué cenaste ayer? Igual no sabes responder estas preguntas y es precisamente porque vamos con el piloto automático puesto. Las comidas que realizamos a lo largo del día también las hacemos así, casi sin darnos cuenta de lo que comemos y de lo que no. El hambre emocional se encuentra también dentro de los distintos tipos de hambre que tenemos. Pero para combatirlo es importante que tengamos conocimiento de qué estamos comiendo, cuánto necesitamos para acabar con esa hambre que estamos sintiendo. El hambre emocional suele estar producido por algún sentimiento que no está cubierto o que nos genera un vacío emocional. E intentamos mitigarlo con la comida. Pero es importante recordar que no hay ninguna comida ni ningún alimento que nos ayude a solventar una emoción. Porque pocos minutos después de ingerir un alimento que nos produce placer, volvemos a la situación inicial. Por eso, para resolver el hambre emocional es importante que primero seamos conscientes de que no es hambre real, de qué vamos a comer y resolver esas angustias emocionales. De hecho, el hambre emocional es algo que aprendemos desde pequeños, pero ahora en adultos debemos aprender a comer de manera consciente y saber gestionar de otra manera nuestras emociones.

También hay cada vez más casos de anorexia y bulimia. ¿El hecho de olvidarnos de hacer dietas y disfrutar más de una alimentación saludable y consciente podría reducir estas estadísticas?

–Detrás de un desorden alimenticio hay muchos factores que lo desencadenan, por ejemplo, una baja autoestima, un problema familiar, obsesiones… cualquier situación extrema puede desencadenarlo. Por eso, es importante pedir ayuda de manera conjunta a un psicólogo y a un nutricionista para que se trabajen de manera conjunta ambos problemas.

¿Vivimos en una sociedad muy obsesionada con el físico?

–Vivimos en una sociedad que le da importancia al físico pero que se alimenta mal, y lo uno lleva a lo otro. No es una situación fácil. Por un lado, muchísimas personas se creen que lo saben todo sobre nutrición aún sin haberse formado en ello, dan consejos, dan dietas milagrosas que luego llevan al desastre… Por otro lado, vamos siempre con el piloto automático puesto, vivimos en una sociedad estresada y encima hay que añadir que recibimos constantemente anuncios de la industria de la alimentación con alimentos nada saludables. Y precisamente para decir que nos cuidamos utilizamos la palabra dieta. Pero dieta es otra cosa, una que es muy peligrosa y que nos puede poner a las puertas de un atracón.