sevilla - El psicogerontólogo y profesor de la Universidad de Granada Juan Muñoz Tortosa ha demandado una Ley de Protección Jurídica del Mayor y la creación de un organismo específico que vele para que los ancianos no sufran malos tratos, engaños o cualquier tipo de abuso. Esas dos demandas forman parte de las conclusiones de su estudio ¿Están maltratados mis padres? La violencia oculta en el trato a personas mayores, que acaba de publicar Muñoz Tortosa, quien anima a denunciar “situaciones de violencia física o moral hacia los ancianos, de la misma manera que nos concienciamos cada vez más y mejor sobre lo que es necesario mantener y evitar en la violencia de género” o del mismo modo que se evita la explotación infantil.

“La sociedad, con toda la razón, protege a los colectivos más débiles y todos tienen su legislación”, dice para argumentar su petición. El de los ancianos “es de los colectivos más débiles que hay” además de que cada vez existe más población anciana y de que esta no va a dejar de aumentar las próximas décadas. Además del maltrato físico y psicológico, añade Muñoz Tortosa, los ancianos sufren también con frecuencia la denominada “violencia medicamentosa” -tanto por defecto o exceso de medicamentos-, entre otros tipos de abusos, lo que ha llevado a algunos países a legislar para evitarlos.

El profesor cita el caso de Francia y Estados Unidos, donde están previstos por ley los deberes de los hijos para con los padres a fin de evitar casos de desamparo y de falta de asistencia. “Legislar no cuesta mucho, lo que es preciso es poner los medios necesarios”, añade sobre la voluntad política de atajar el problema, al recordar que en España no existe ni siquiera una campaña publicitaria sobre este asunto.

Muñoz Tortosa lamenta que tampoco existan datos sobre la prevalencia de este problema en España -si bien ha citado estudios internacionales que establecen que en los países desarrollados un mínimo del 8% de los ancianos padecen algún maltrato-. En su último libro afirma que “el maltrato más frecuente tanto en la familia como en instituciones es la coerción” y que se trata de un abuso que “se va incrementando a medida que la actividad física y mental se debilita”, y advierte de que lo peor es que estos maltratos “se instalan en la normalidad”.

“Ese trato descuidado y ruin, perdido en la cotidianidad, se transmite, inadvertidamente, de unos a otros”, advierte igualmente, a la vez que señala que, en ocasiones, quienes ejercen ese abuso ni siquiera son conscientes -tanto en el ámbito de la familia como en el de la institución- porque “reproducen actitudes y comportamientos que antes vieron en su familia”.

El profesor, que denuncia “la ligereza con la que los poderes públicos afrontan el problema”, insiste en la gravedad de sus consecuencias: “Ese trato pervertido, socialmente autorizado, altera el proceso del envejecimiento, impide el desarrollo personal, dificulta las relaciones y llega a convertir el anciano en una persona apática que se ampara en su silencio con clara actitud de indefensión”.

Medicinas. Los expertos denuncian que, además, del abuso físico y psicológico, los mayores sufren ‘violencia medicamentosa’, es decir, la toma de fármacos por exceso o por defecto.

Los estudios internacionales establecen que en los países desarrollados, al menos, ocho de cada cien mayores sufren maltrato.