Gasteiz - Mònica Bernabé ha vivido largos años en Afganistán, de modo que ha podido comprobar, e informar, los cambios en uno de los países más convulsos del planeta. Vio lo que narra Rafael Fernández, ese periodo de 1992 a 1996, en que los talibán tomaron el poder con medidas violentas y represivas. "Feudales". Atrocidades, como esa pareja que iba al hospital y unos soldados se llevaron a la mujer para verla parir en la calle, donde murió, como su bebé. Ya hasta la salida de los rusos en 1989 el país había estado obstruido y dominado. La intervención estadounidense no mejoró mucho las cosas y las fuerzas internacionales no han logrado garantizar un auténtico restablecimiento desde 2001.
Al observar el mapa del país, y repasar los movimientos de sus grupos humanos -mohajir, turmen, uzbekos...-, se comprende la mixtura y los conflictos, especialmente por las bandas pashtun, a las que pertenecía Yousafzai. Terratenientes, como en India y Pakistán, frente a niños que buscan "en basuras hediondas", narra Rafael. Derecho de pernada y "situaciones criminales". De 1992 a 1996, Afganistán "era un infierno, e incluso arrasaron Kabul, que se había salvado en la época soviética. Era un reino de Taifas a lo bestia", relata el profesor.
Médicos Sin Fronteras señaló recientemente que el acceso a atención médica básica en Afganistán "sigue siendo muy limitado y mal adaptado a las necesidades provocadas por el conflicto". Mientras la comunidad internacional se refugia en la retórica, el pueblo afgano hace frente a la dura realidad". - C. M. Sacristán