Cepillarse los dientes es un hábito clave para la salud. Además de mantener el aliento fresco y los dientes en buen estado, nos ayuda a prevenir enfermedades bucales. La pasta dental juega un papel clave para cuidar el esmalte, controlar la placa y otros factores importantes.
Se aconseja hacerlo, al menos, dos veces al día, sobre todo tras cada comida. No obstante, hay que tener en cuenta que muchas personas lo hacen de forma incorrecta, echando a perder los beneficios que debería aportar.
¿Estás haciendo esto mal? El error más común con la pasta dental
La odontóloga Janira Sánchez, con gran presencia en las redes sociales, ha compartido un vídeo en el que explica un error muy común al cepillarse los dientes. Se trata de algo muy simple: mojar el cepillo con agua tras aplicar la pasta dental.
En su vídeo, la experta no enseña una escena habitual en el día a día. Tal y como asegura, al mojar el cepillo tras poner la pasta, se empieza a diluir de inmediato, y, por ende, reduce su eficacia.
Es decir, los ingredientes activos como el flúor y los agentes limpiadores bajan su potencia, porque el agua los disuelve en el acto. Y, por lo tanto, no pueden actuar correctamente sobre la superficie dental.
Asimismo, la pasta, al estar líquida, se adhiere con menos eficacia al diente, y con menos fuerza para arrastrar la placa y las bacterias. Como resultado, los restos de comida y los microorganismos permanecen en zonas difíciles de llegar.
Remedio sencillo
A modo de solución, Janira Sánchez propone aplicar la pasta encima del cepillo seco y empezar a cepillar de inmediato. Así, los principios activos se mantienen concentrados y actúan con más efectividad.
Esto es algo que también contribuye a crear una mayor fricción entre las cerdas del cepillo y los dientes, eliminando los residuos. En definitiva, es un gesto que marca la diferencia y se puede corregir de manera sencilla sin ningún tipo de complicación.
Trucos para un cepillado dental realmente eficaz
Un cepillado eficaz, según los expertos, debe durar por lo menos dos minutos. Respecto a su movimiento, es preferible que sea circular y suave, inclinándolo a 45 grados encima de la encía. Con esta posición, eliminamos las zonas donde más placa se acumula.
Cabe recordar que es importante cepillar todas las zonas del diente: la exterior, la interior y la superficie de masticación. Y también la lengua, su gran olvidada: es todo un foco de bacterias y mal aliento.
El tipo de cepillo perfecto debe ser de cerdas suaves. No debe dañar las encías, pero tiene que limpiar con eficacia, y cambiarlas cada tres o cuatro meses aproximadamente para garantizar su efectividad.
Hábitos saludables
Aplicar una serie de pequeños cambios y prestar atención a los detalles puede dar resultados en el corto-medio plazo. Y no requiere de ningún gasto económico, por lo que basta con cambiar un poco la rutina y fijarse correctamente en cómo se realiza el cepillado.