Uno de los aspectos que afectan tanto a nuestra imagen como salud es la higiene dental. Es una cuestión con más importancia de lo que parece, pues, según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo hay alrededor de 3.500 millones de personas con problemas bucodentales.
Al margen de la pasta dentífrica, el cepillo de dientes es el aliado más importante para mantener nuestra boca en perfecto estado. Para asegurar su eficacia, hay que cambiarlo cada cierto tiempo, pero no resulta tan fácil determinar cada cuánto.
Cuándo hay que cambiar el cepìllo?
Como norma general, el cepillo de dientes debe cambiarse cada tres o cuatro meses. No obstante, compañías como Colgate señalan que hay otros factores a tener en cuenta y que nos obligarán a sustituirlo antes, como haber pasado ciertas enfermedades.
Asimismo, conviene cambiar de herramienta si algunas partes del cepillo, como las cerdas, se encuentran deterioradas. Sobre todo en el caso de los menores, pues tienden a limpiarse los dientes con más fuerza que los adultos, tal y como indica Colgate.
¿Por qué cambiarlo?
Las razones por las que deberíamos cambiar cada varios meses el cepillo son variadas, pero estas son las más destacadas.
Desgaste de las cerdas
Con el uso diario, las cerdas del cepillo de dientes se desgastan y pierden su efectividad para limpiar adecuadamente los dientes y las encías. Las cerdas desgastadas no eliminan la placa dental ni los restos de comida tan eficientemente.
Acumulación de bacterias
A medida que se usa el cepillo de dientes, pueden acumularse bacterias y microorganismos en las cerdas.Pese a enjuagar el cepillo después de cada uso, estas bacterias pueden proliferar y afectar la higiene bucal.
Prevención de enfermedades
Usar un cepillo de dientes viejo puede aumentar el riesgo de infecciones bucales y enfermedades de las encías. Un cepillo nuevo ayuda a mantener una mejor higiene bucal y a prevenir problemas como la gingivitis y la caries dental.
Eficiencia en la limpieza
Un cepillo nuevo garantiza una mejor limpieza de la boca, ya que las cerdas se encuentran en mejores condiciones para llegar a todas las superficies de los dientes y encías, eliminando de manera más efectiva la placa bacteriana y los restos de alimentos.
Cómo cuidar tu cepillo de dientes
Cambiar el cepillo de dientes regularmente es una práctica simple pero importante para mantener una buena salud bucal. Estas son algunas recomendaciones para cuidar tu cepillo de dientes:
Enjuagar después de cada uso
Después de cepillarte los dientes, enjuaga bien el cepillo con agua corriente para eliminar restos de pasta de dientes, alimentos y bacterias que puedan haber quedado en las cerdas.
Secado al aire libre
Coloca el cepillo en posición vertical y déjalo secar al aire libre. Evita cubrirlo o guardarlo en contenedores cerrados mientras aún esté húmedo, ya que esto puede fomentar el crecimiento de bacterias y moho.
Evitar el contacto con otros cepillos
Si compartes el espacio del baño con otras personas, asegúrate de que los cepillos de dientes no entren en contacto entre sí. Esto ayuda a prevenir la contaminación cruzada de bacterias.
Almacenamiento adecuado
Guarda el cepillo en un lugar limpio y seco. Evita guardarlo en áreas donde pueda estar expuesto a salpicaduras de agua o residuos del inodoro. Del mismo modo, utiliza portacepillos que permitan la ventilación adecuada.
No compartir el cepillo de dientes
Compartir el cepillo de dientes puede transferir bacterias, virus y otros microorganismos, aumentando el riesgo de infecciones bucales y enfermedades.
Desinfección ocasional
Aunque no es necesario hacerlo con frecuencia, puedes desinfectar tu cepillo de dientes sumergiéndolo en un enjuague bucal antibacteriano durante unos minutos. Evita hervir el cepillo o usar microondas, ya que esto puede dañar las cerdas.
Mantener el mango limpio
Limpia el mango del cepillo de dientes regularmente, especialmente si tienes la costumbre de dejarlo en superficies que pueden estar contaminadas.
Siguiendo estos consejos, puedes asegurarte de que tu cepillo de dientes se mantenga limpio, efectivo y libre de bacterias, contribuyendo así a una mejor salud bucal.