Mito o realidad: ¿hay que sentir dolor después de hacer ejercicio?
Según esta creencia del mundo del deporte, debemos sentirnos doloridos para ver resultados o para saber si hemos rendido correctamente
Desde hace muchos años, hay un mito que se ha extendido entre todos los aficionados al deporte: sentirdolor o agujetas después de una sesión de entrenamiento para saber si se ha trabajado lo suficiente. No obstante, esto no es así, tal y como demuestran numerosos especialistas en este campo.
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Ciertos expertos apuntan a que sentir molestias puede ser muy común, pero nunca lo determinante como para saber si se han alcanzado resultados en fuerza o crecimiento de la masa muscular. Para entender por qué, vamos a analizar las causas.
¿Qué hay detrás del dolor muscular?
Según explica la ciencia, el dolor muscular suele aparecer al cabo de uno o dos días después de entrenar. Esto ocurre debido a desgarros en las fibras musculares que provocan la inflamación y, por ende, el dolor.
La ventaja de esto es que, los músculos se fortalecen conforme el cuerpo se recupera, volviéndose más eficientes. Algo que puede suceder incluso sin sentir dolor y cuando el cuerpo ya se ha acostumbrado al esfuerzo de la rutina de entrenamiento.
¿Cómo se calcula el progreso?
Es preferible centrarse en mejoras de resistencia, crecimiento corporal o aguante mucho antes que en el dolor. Por esa razón, ser capaz de levantar más peso, al igual que realizar más repeticiones o aguantar más tiempo, son indicativos claros de progreso.
Asimismo, cabe recordar que debemos medir muy bien el dolor. Si sufrimos en exceso, no podremos rendir correctamente en las siguientes sesiones, exponiéndonos a lesiones y afectando a todos nuestros avances previos.
Si bien es normal sentirse dolorido después del entrenamiento, cabe mencionar que hay señales que no podemos descuidar y que indican alerta. Una de ellas es la debilidad corporal o cambios de color en la orina, lo cual precisa de atención médica inmediata.
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En caso de dolor
Si vemos que tras el entrenamiento nuestro cuerpo está dolorido, debemos bajar la intensidad de la rutina en los próximos días. También podemos apostar por hidratarnos constantemente para evitar calambres musculares o descansar más entre series.
Del mismo modo, tomar dosis moderadas de antiinflamatorios es de gran ayuda, o masajear con suavidad los músculos afectados durante varios minutos. Con este método, reduciremos el cansancio y acabaremos cuanto antes con las agujetas.
Otros remedios sencillos y muy recomendados son los baños de agua fría, o realizar disciplinas como la meditación o el yoga para favorecer la circulación sanguínea y destensar el cuerpo.
Entrenar con cansancio
La decisión de volver a entrenar si hemos tenido agujetas dependerá del grado de dolor. Si la molestia es leve, retoma el ejercicio original pero con precaución. Si el dolor persiste, es mejor hacer actividades de banjo impacto y con más suavidad.
De todos modos, si notamos que el dolor es muy fuerte al tacto, nuestros movimientos son limitados o afectan a nuestra fuerza, es mejor descansar uno o varios días. Todo paso por “escuchar a nuestro cuerpo”.
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Agujetas y progreso
Viso lo visto, conviene tener en cuenta que el progreso muscular y corporal se mide en resultados y no en el sufrimiento. Por eso mismo, tener una buena rutina, descansar y escuchar nuestro cuerpo son los mejores consejos que podemos seguir para alcanzar los objetivos que nos fijemos.