Comenzar el día con un buen desayuno es clave para potenciar una buena salud y para arrancar la jornada con la energía necesaria. Debe ser una comida completa, no hace falta comer mucho sino hacerlo bien, y tendría que cubrir entre el 20 y el 25% de las necesidades energéticas diarias de nuestro organismo.

Un desayuno saludable nos va a proporcionar numerosos beneficios y uno de ellos es precisamente ese aporte extra de energía. Tras varias horas de ayuno nocturno, el cuerpo necesita reponer sus reservas de glucosa, que son la principal fuente de energía que abastece al cerebro y a los músculos.

Comenzar el día comiendo sano va a tener también un impacto positivo en el rendimiento cognitivo, proporcionando una mayor concentración y memoria y más habilidad a la hora de resolver los problemas. Además, aunque hay quien piensa que no desayunar ayuda a perder peso, hay que señalar que tomar un buen desayuno nos hará sentirnos saciados y nos evitará picar entre horas, así como comer en exceso en la siguiente comida.

Elegir bien los alimentos del desayuno nos va a proporcionar una amplia variedad de vitaminas, minerales y fibra que ayudarán a nuestro organismo a funcionar correctamente. Los cereales integrales, los huevos, los lácteos o los frutos secos son una buena fuente de proteínas.

Desayuno saludable a base de cereales, lácteos, fruta, miel y frutos secos. Freepik

Desterrados de la dieta

Para saber qué tenemos que comer también es importante conocer qué alimentos debemos evitar. Entre ellos, expertos de Nutritienda destacan seis y son:

1- Alimentos fritos. Son ricos en grasas saturadas, las cuales se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y con un aumento de los niveles de colesterol malo (LDL) en el organismo. Sus calorías vacías no aportan nutrientes esenciales y pueden provocar pesadez de estómago. Como alternativa saludable están los huevos revueltos o cocidos, el aguacate con tostadas o los batidos de fruta natural.

2- Pastelería industrial. Croissants, magdalenas o bollos resultan muy apetecibles pero suelen ser alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares refinados y calorías con escaso valor nutricional. Esto hará que sintamos hambre enseguida y al comer más ganemos peso con mayor facilidad. Es mejor sustituir cualquiera de estos productos por unas tostadas de pan integral con aguacate o mantequilla con nueces, tortitas de avena caseras o batidos de proteínas con ingredientes saludables como leche vegetal o frutas.

Apetecibles piezas de bollería ricas en grasas saturadas.

3- Bebidas azucaradas. Hay que limitar por la mañana el consumo de refrescos o zumos industriales por su alto nivel de azúcar y sus escasos nutrientes. Agua, infusiones sin azúcar, zumos naturales recién exprimidos o batidos caseros son una buena opción.

4- Embutidos procesados. Bacon, jamón o salchichas son alimentos ricos en grasas saturadas y sodio que comidos en exceso en el desayuno pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión u otros problemas de salud. Huevos, yogur, pescado o nueces son fuentes de proteínas mucho más saludables.

Surtido de chorizo, fuet, lomo embuchado, jamón ibérico y aceitunas verdes.

5- Azúcares refinados. Los cereales azucarados y las galletas industriales provocan un aumento rápido de energía y una posterior caída brusca que despertará una mayor apetencia de azúcar a lo largo de todo el día. Su consumo se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Entre las alternativas más saludables están los cereales integrales endulzados con frutas o miel, que proporcionan energía sostenida durante toda la mañana, o los yogures naturales sin azúcar con frutas o nueces.

6- Café en exceso. Tomar demasiado café, más de 3 o 4 tazas diarias, puede aumentar el estrés, causar nerviosismo y provocar malestar gastrointestinal. Las infusiones son sin duda una mejor opción.

Vigila tu desayuno porque como la propia palabra indica es la comida que rompe el periodo de ayuno nocturno y debe proporcionarte la energía necesaria para afrontar con vitalidad las horas de mayor actividad del día.