La mesa redonda ‘Salud integral, innovación y políticas sociosanitarias’ del II Foro de Sanidad organizado por Grupo Noticias estuvo repleta de intervenciones sobre necesidades reales, ideas de futuro y conocimientos de gran valor asimilados. Formada por participantes del ámbito de la biofarmacia como Juan Basterra, CEO de Mikrobiomik; de la biomedicina como Eider Sánchez, co-founder & CEO de Naru Intelligence; y de la coordinación sociosanitaria como José Antonio de la Rica, director de Atención sociosanitaria del Gobierno vasco, la mesa mostró una visión multidisciplinar del panorama actual en el sector.
De la Rica, licenciado en Medicina y especialista en Psiquiatría, arrancó su intervención desgranando cuáles son los pilares en los que se erige el Plan de Salud 2030, que contempla un enfoque holístico, entendiendo la salud como “un estado de bienestar físico, psíquico y social, que bien equivale a la definición de felicidad”.
Para conseguir este estado ideal de salud, una gran parte depende del estilo de vida de las personas, algo que está en la mano de cada individuo (la alimentación, la actividad física, los hábitos saludables…). Otro de los elementos que juega sus cartas en la partida de la salud es el capital genético, lo que tenemos heredado, aunque de la Rica aseguró que “los genes nos dan señales, pero no predeterminan”. El tercer factor se encuentra en el entorno, el ambiente en el que vivimos (el campo, la ciudad…) y cómo lo hacemos (si estamos tranquilos, si el estrés nos invade…). Finalmente, los sistemas sanitarios también forman parte de estos elementos que afectan a nuestra salud, pero históricamente han sido orientados a la enfermedad, no a la salud, algo que se pretende cambiar.
Por ello, el Plan de Salud 2030, explicó De la Rica, pone en contexto todos estos factores y establece unos retos. En primer lugar, “sensibilizar a las personas; que se convierten en el elemento central sobre el que se articulan las políticas públicas y actuaciones. Hacerlas conscientes de que las decisiones que toman pueden significar mejor o peor salud”.
“Debemos hacer conscientes a las personas de que las decisiones que toman pueden significar mejor o peor salud”
En segundo lugar, ante el capital genético, el PS contempla inculcar desde la infancia “una buena crianza para que niños y niñas puedan desarrollarse física y psíquicamente en plenitud”. Y extendiendo este enfoque de vida plena a todas las edades, especialmente a las personas mayores, para que disfruten de un envejecimiento activo y saludable.
Otros de los retos que nombró el director del Área Sociosanitaria fueron la disminución de la morbimortalidad, que los servicios sanitarios sean de calidad, e invertir en la investigación y la innovación para la mejora de los sistemas que inciden en la salud.
El coste de desarrollar un medicamento
Como CEO de una compañía biofarmacéutica como Mikrobiomik, Juan Basterra, quiso reflexionar sobre el coste de desarrollar un medicamento, concretamente 2.425 millones de euros, entre 12 y 13 años de media y alrededor de 7 millones de horas, según datos del sector. “Y eso, siendo el sector más regulado, que además de aportar valor añadido, crea más de 1.000 empleos al año en Euskadi”, explicó Basterra.
Precisamente en esas regulaciones se encuentra Mikrobiomik, con sede en Derio, que aspira a ser la primera compañía mundial que comercializa en la UE el primer medicamento biológico basado en microbiota intestinal y que “brinda resultados inmediatos tras la administración de una sola dosis en 4 cápsulas”. Tal es así que uno de los inversores de la compañía lo es porque ese medicamento “le salvó la vida a su padre”, explicó orgulloso Basterra. Sin embargo, también reivindicó que “el nivel de inversores en Euskadi es importante pero no suficiente” y aseveró: “Nos cuesta encontrar financiación”.
“El nivel de inversores en Euskadi es importante pero no suficiente”
Por su parte, Eider Sánchez, co-founder & CEO de Naru Intelligence, puso el foco en las soluciones de inteligencia artificial que ayudan a mejorar los tratamientos aprendiendo de lo que le ocurre a otros pacientes, anticipando posibles incidencias o malos resultados.
“El 95% de pacientes del mundo real no han sido partícipes durante el proceso de desarrollo de un medicamento, muchas veces por edad. Por ello, cuando un medicamento llega hay incertidumbre de cómo va a reaccionar, si va a traer complicaciones graves a este grupo de personas que han quedado fuera de los ensayos clínicos, si va a haber complicaciones graves como hospitalizaciones o disminución en la calidad de vida”.
“Nuestra tecnología no solo aprende de los datos de otros pacientes sino que también es una herramienta para la mejora en la atención asistencial”
En este sentido explicó que la tecnología dedicada a la oncología que desarrollan en Naru Intelligence “no solo aprende de los datos de otros pacientes sino que también es una herramienta para la mejora en la atención asistencial”, ayudando a los profesionales de salud en los tratamientos.
Para Sánchez, el quid de la cuestión a la hora de poder trabajar con datos es ofrecer las máximas garantías de ciberseguridad y de privacidad. “Es fundamental. Hemos apostado por una tecnología muy fuerte que ofrece mucha protección” y por ello, quiso insistir en la necesidad de que los centros sanitarios confíen solo en tecnologías que garanticen la máxima protección en este ámbito.