Factores como la renta per cápita o el lugar de residencia pueden influir en las tasas de mortalidad del cáncer de piel. A pesar de que "la radiación ultravioleta sigue siendo el principal factor de riesgo ambiental responsable del desarrollo del cáncer de piel", existen otros factores ocupacionales, socioeconómicos y ambientales que se relacionan también con el riesgo de padecer cáncer de piel, según un estudio publicado en el 'International Journal of Dermatology'.

El trabajo, elaborado por dermatólogos del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, muestra una correlación positiva entre mayores rentas y la mortalidad por melanoma, y una correlación negativa con la mortalidad por cáncer cutáneo no melanoma.

tener una mayor renta implica un mayor nivel de vida, y poder practicar hábitos recreativos de exposición aguda al sol, como veranear en la playa o esquiar que son aquellos que se relacionan con el aumento de la mortalidad por melanoma

Según el mismo, tener una mayor renta implica un mayor nivel de vida, y poder practicar hábitos recreativos de exposición aguda al sol, como veranear en la playa o esquiar, que son aquellos que se relacionan con el aumento de la mortalidad por melanoma. Por su parte, el cáncer de piel no melanoma está más asociado a una exposición crónica al sol, y a ciertas profesiones de la agricultura, la ganadería o la jardinería, que se suelen asociar a pacientes con una menor renta o con menos acceso a los servicios sanitarios, al vivir en zonas rurales.

"Tanto la accesibilidad como la ratio de dermatólogos por cada 100.000 habitantes influyen en la mortalidad del cáncer cutáneo. Así, por ejemplo, mientras que en España el acceso a los servicios sanitarios es a priori sencillo y la teledermatología ha vivido una verdadera revolución en estos últimos años, en los países de Europa del Este los tumores suelen detectarse en estadios más avanzados y con un peor pronóstico, debido a las carencias de sus sistemas nacionales de salud", señaló el dermatólogo y jefe clínico del Instituto Valenciano de Oncología, Eduardo Nagore, durante la edición número 50 del Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología, que se celebra estos días en Santiago de Compostela.

El carcinoma de células basales, el carcinoma de células escamosas y el melanoma representan los principales tipos de cáncer de piel.

Unos 7,3 millones de europeos están afectados por cáncer de piel (el 1,7% de la población), según datos de la Academia Europea de Dermatología y Venereología (EADV, por sus siglas en inglés). El carcinoma de células basales, el carcinoma de células escamosas y el melanoma representan los principales tipos de cáncer de piel.

El cáncer de piel en España

Los carcinomas de piel en España tienen una tasa de incidencia de 47 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de incidencia del melanoma es bastante menor (12 casos por cada 100.000 habitantes).

En España, se calcula que la incidencia del cáncer de piel ha aumentado en un 40 por ciento en los cuatro últimos años. Anualmente, se diagnostica a más de 78.000 nuevos pacientes y se espera que en el 2040 el melanoma, el cáncer de piel más agresivo y con peor pronóstico, se convierta en el segundo tumor en incidencia global y el primero en incidencia en varones, por delante del cáncer de colon y el de pulmón.

Durante el Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología, se debatió acerca de las últimas novedades en este campo. "El tratamiento general de un tumor cutáneo es la cirugía como principio básico", ha explicado Nagore.

"Sin embargo, cuando llegamos tarde y observamos metástasis en otros órganos o metástasis ganglionares, o bien si detectamos algún riesgo de que el paciente desarrolle metástasis en el futuro, se suelen utilizar tratamientos adyuvantes", subrayó.

En este sentido, apunta que "entre estos destacan la inmunoterapia, que ayuda a que el sistema inmunitario del paciente reconozca y destruya las células cancerosas con más eficacia, y los inhibidores de quinasas, que actúan donde se encuentran este tipo de proteínas, con el fin de impedir la división, la maduración y la supervivencia de las células cancerígenas".

Asimismo, los inhibidores, en combinación con la inmunoterapia, "representan sin duda el mayor avance en dermatología oncológica de la última década", aseguró Nagore.

Además, el dermatólogo del Hospital Universitario de Ferrol Alejandro Vilas, también explicó durante el congreso que "existen otras poblaciones que por edad o por estado inmunitario ven aumentadas las posibilidades de padecer esta patología".

En particular, aquellos pacientes que han recibido algún trasplante de órgano tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer, debido al empleo, durante un largo periodo de tiempo, de terapia inmunosupresora. Mientras que los tumores con mayor incidencia en la población general (pulmón, próstata o mama) no suelen experimentar incrementos en las personas receptoras de trasplante, sí lo hacen los carcinomas epidermoides de la piel, o de células escamosas, así como las neoplasias estrechamente vinculadas con infecciones víricas (linfomas no Hodgkin, carcinoma de cuello de útero, sarcoma de Kaposi, etc.).