El valle del Ebro es tierra de cereales; altas plantas de cebada o de trigo se dejan mecer suavemente por el viento. Inmensos campos de cultivo se suceden uno tras otro, como las olas de un mar tranquilo, de un mar de mil tonos y colores. El río es una auténtica espina dorsal de estas tierras de cereal y viñas, tierras de secano, tierras de ruda belleza, forma parte indivisible del paisaje, su esencia se respira en cada recoveco de estas tierras fértiles y hermosas.
Paseo sin prisa La ruta de hoy es una invitación a caminar sin prisa, entre parcelas de labor, buscando un ancestral dolmen que atesora los secretos de la vieja mitología de los vascos: nos vamos a conocer el dolmen de Lalastra.
Para visitar el megalito, realizaremos un suave paseo que parte de la pequeña aldea alavesa de Salcedo, muy cerquita de la localidad de Miranda de Ebro, ya en tierras de Burgos. Alargaremos la ruta ascendiendo al cercano pico Revilla, que nos regalará unas bellas panorámicas de la zona, y un interesante bosque de encinas. Podemos aparcar junto a la fuente de Salcedo y tomamos el camino balizado, con marcas de un sendero de Gran Recorrido (GR) en dirección E. Enseguida llegamos a un cruce, donde optamos por la pista que sale a nuestra izquierda, en dirección al encinar que se eleva sobre los campos cerealísticos. El camino comienza a ganar altura poco a poco, para introducirnos en el encinar, donde surge un sendero a la izquierda, que tomamos. En breve alcanzamos la cota de Revilla, de 606 metros de altitud.
Tras disfrutar de la cumbre de esta montaña, retornamos por el mismo sendero hasta el último cruce y seguimos por la pista hacia nuestra izquierda. La ruta bordea completamente la montaña y sale a la carretera que une las localidades de Salcedo y Turiso. Ya en el asfalto, giramos a la izquierda, para continuar unos 500 metros por esta poco transitada vía, hasta topar con un cruce. En esta encrucijada, nos desviamos hacia la derecha para alcanzar rápidamente la ermita de San Pedro, que se localizada en un altozano y con unas hermosas vistas del pico que acabamos de visitar.
La leyenda de Sugaar
Desde la parte trasera del templo, nace un sendero que desciende hasta un marcado cruce de pistas. Optamos por la que surge hacia la derecha y que nos lleva directamente hasta el campo donde se localiza el dolmen de Lalastra, siguiendo las indicaciones de una señal. El dolmen, de losas de arenisca, está bastante maltratado y apenas se observa su túmulo. Sin embargo, guarda celosamente el arcaísmo de la leyenda de Sugaar.
Sugaar acecha Nos acercamos a él saboreando el misterio que destila, incluso un cierto temor telúrico nos invade por estar frente a la morada de unos de los genios más terribles de la vieja mitología de los vascos:Sugaar.
“Sugaar se asoma a la superficie terrestre por el dolmen de la Lastra, desde su morada en el interior de la tierra. Es una de los pocos lugares por las que asoma a la superficie, que no es una cueva.”
Sugaar es la serpiente macho de la mitología vasca; un genio que habita en las profundidades de la tierra pero que, a diferencia de otros númenes que también lo hacen, tiene características especiales. Sugaar, tiene la capacidad de volar, lo suele hacer surcando los cielos en forma de hoz o media luna de fuego, anunciando tormentas.
Según cada zona, la representación voladora de Sugaar varia. En la zona navarra de Betelu, se dice que cuando aparece en forma de fuego, no se le ve ni cola ni cabeza, siendo algo parecido a un relámpago. Se le considera el diablo o la representación del alma de un americano de Azkarate, muerto y que no tenía muy buena fama. Tal y como nos cuenta la leyenda, el numen sale a la superficie utilizando grietas de las cavernas en las que habita. Pero también, y esto es algo único en la mitología vasca, asoma por este dolmen de Lalastra.
Sugaar es, además, el encargado de castigar a los menores que desobedecían a sus progenitores o que habían sido maldecidos por ellos.
Regresamos hasta el cruce señalado, y tomamos el camino que se dirige a nuestra derecha, llegamos a otra bifurcación, donde optamos por la izquierda. Con Salcedo a la vista, solo nos queda seguir el camino que nos lleva hasta al punto de partida.
FICHA PRÁCTICA
- ACCESO: Desde Lantarón, seguimos la carretera A-4322, hasta un cruce con la A-4321, que se dirige a Salcedo. Igualmente, podemos seguir esta última vía desde la localidad de Turiso.
- DISTANCIA: 5 kilómetros
- DESNIVEL: 100 metros
- DIFICULTAD: Fácil