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Pradales pide un nuevo pacto con el Estado con competencia íntegra en justicia para la CAV

El lehendakari pone en valor el Estatuto de Gernika en el día en que se cumplen 46 años de su votación en referéndum, pero apuesta por actualizarlo para poder responder al reto de la migración, la industria o la presencia en Europa

Pradales pide un nuevo pacto con el Estado con competencia íntegra en justicia para la CAVArnaitz Rubio

En este aniversario del Estatuto de Gernika, ellehendakari Pradales echa la mirada atrás y cree que ha sido una herramienta útil, que permitió iniciar el camino de recuperación del autogobierno hace 46 años tras la oscura dictadura, y que ha catapultado a la comunidad autónoma hasta los actuales niveles de bienestar. Pero tiene claro que fue un encaje coyuntural. En esa época, cree que los políticos vascos realizaron un ejercicio de responsabilidad y generosidad en un momento en el que resonaba el ruido de sables y había que consolidar la democracia. Fue coyuntural, y no implicaba una renuncia a las aspiraciones ni a los derechos del pueblo vasco, tal y como quedó por escrito en la disposición adicional del Estatuto. Y ahora es el momento de "renovar nuestro pacto político" por dos razones. Por un lado, la sociedad ya no es la que era y se enfrenta a nuevos retos, razón por la cual el lehendakari pide "nuevas capacidades políticas que nos ayuden a encarar nuevos desafíos como, por ejemplo, la migración", que permitan "asumir de manera íntegra la competencia judicial, respetando el principio de unidad jurisdiccional", que garanticen el desarrollo nacional de Euskadi y que permitan participar directamente en las instituciones de la Unión Europea y afrontar la transformación industrial. 

Por otro lado, la segunda razón es que todos estos años han servido para extraer un aprendizaje por las vulneraciones que ha sufrido el autogobierno vasco, su erosión a través de leyes estatales y las sentencias del Tribunal Constitucional, además de su incumplimiento, porque todavía a día de hoy se siguen negociando las competencias pendientes. Hace falta para ello "un modelo de bilateralidad efectiva y un sistema de garantías imparcial", "es imprescindible dotarnos de una nueva estructura normativa que impida decisiones unilaterales que, como hasta ahora, erosionen o limiten el autogobierno alcanzado", dice en un artículo publicado este sábado en sus redes sociales con motivo del 46 aniversario del Estatuto, y bajo el título El hecho diferencial del autogobierno vasco.

La apuesta por asumir las competencias en materia de justicia es una reivindicación clásica del PNV. Pradales no la desarrolla en su artículo pero, en la ponencia de autogobierno del Parlamento Vasco, antes del coronavirus, el PNV puso sobre la mesa que todas las instancias procesales y recursos se agoten en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que debería conocer los recursos de casación sin perjuicio de las competencias del Tribunal Supremo. También se podrían crear desde la comunidad autónoma secciones y juzgados, y un Consejo de Justicia del País Vasco se encargaría de los procesos de selección, provisión, nombramiento, carrera, formación y régimen disciplinario de los jueces y magistrados, de manera similar al Consejo General del Poder Judicial en el Estado. Este debate se ha enmarañado y dramatizado en los últimos tiempos, y los partidos de adscripción estatal han acusado al PNV de buscar jueces ad hoc para, por ejemplo, evitar sentencias desfavorables en materia de euskera.

En cuanto a las competencias migratorias, ampliarlas es un mensaje recurrente del lehendakari. Pradales se lo ha trasladado en persona al presidente español, Pedro Sánchez, y le propuso también cambiar la Ley de Extranjería para que las instituciones vascas pudieran asumir mayores capacidades en materia de inserción laboral.

El debate del nuevo estatus o reforma estatutaria se encuentra depositado en los partidos políticos, con la intención de alcanzar un acuerdo a tres entre PNV, PSE y EH Bildu. A finales de año o principios de enero, el PNV quiere aclarar ya si hay agua en la piscina o no se puede seguir avanzando. Así lo reveló el presidente del EBB, Aitor Esteban, en la entrevista que publicó Grupo Noticias el domingo 19 de octubre. Si hubiera acuerdo, tendría que tramitarse en el Parlamento Vasco, pasar después al Congreso de los Diputados, salir airoso de los recursos previos de inconstitucionalidad que le van a llover por parte de la derecha española, y ser sometido a referéndum entre la ciudadanía vasca.

La izquierda abertzale lo "minusvalora"

El lehendakari cree que es "hora de volver a citarnos con la historia y renovar nuestro pacto político", y defiende que la vía está en la disposición adicional del Estatuto que dice que "la aceptación del régimen de autonomía" del Estatuto vigente "no implica renuncia del pueblo vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico". Esta disposición es "un auténtico pacto político y, al mismo tiempo, una cláusula de salvaguarda" para poder avanzar más allá del encaje coyuntural de Euskadi en el Estado. Plantea dar un "nuevo salto cualitativo".

Pradales había empezado su artículo poniendo en valor el Estatuto en el momento en que se cumplen 46 años desde su votación en referéndum por la ciudadanía vasca, frente a "la derecha española y la izquierda vasca más extrema". Se detuvo en la izquierda abertzale, que promulgó la abstención. "Combatieron contra el Estatuto de Gernika y lo calificaron como abrazo a La Moncloa o fantasma de polvo y pajas. Solo hay que recordar aquellas palabras de Monzón: incluso si el Estatuto es votado por los otros partidos, Herri Batasuna y ETA continuarán la lucha", dice, para añadir que "son quienes hoy continúan minusvalorándolo, declarando que no responde a la realidad institucional, social y territorial de Euskadi".

El lehendakari destaca que un 58,8% del censo acudió a votar y el 90,2% dio su voto favorable. El PNV apostó por el texto tras un periplo en el que llegó a alquilar un reactor en Sondika para llegar volando a Madrid, registrarlo antes que los catalanes y que se debatiera el primero en el Congreso. Fue "un pacto de gran altura política que contribuyó a dar un salto cualitativo de la dictadura a la democracia; de la uniformización y el centralismo, al autogobierno". Fue un "ejercicio de posibilismo de un pueblo que aspiraba a mayores niveles de autogobierno" pero que debía contribuir a que la democracia se estabilizara. Ahora, sigue sin cumplirse, y Pradales, como hizo el viernes, volvió a repetir al presidente Sánchez que tiene ante sí la oportunidad de "saldar la deuda histórica" y cerrar el Estatuto este año, como está pactado con el Gobierno español.