Pedro Sánchez se mueve cómodo en las decisiones arriesgadas y en aquellas que le permiten “pasar a la historia”, como él mismo dijo cuando exhumó los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. También se ha reivindicado como el presidente español que recuperó la convivencia en Catalunya sin que le dolieran prendas aprobando una amnistía para los políticos soberanistas, aunque la oposición solo ve un pago a sus socios en un contexto de debilidad parlamentaria. Y, en ese contexto, el lehendakari Pradales le ha hablado este viernes desde la tribuna del Parlamento Vasco a ese Pedro Sánchez que quiere dejar un legado. Cuando han pasado 46 años desde la aprobación del Estatuto de Gernika, el lehendakari ha exigido al socialista “otro ritmo” más veloz en la negociación de las competencias que aún debe gestionar la comunidad autónoma vasca para que se cumpla esa ley orgánica casi medio siglo después de su aprobación. Porque Sánchez, como dijo Pradales, “será quien decida cómo quiere ser recordado por el pueblo vasco, como el presidente español que cumplió el Estatuto de Gernika tras 46 años, o como uno más en la larga historia de quienes lo incumplieron”. “Debe decidir si cumple la palabra dada o deja pasar esta oportunidad histórica”, avisó. 

La negociación de las transferencias sigue avanzando, como constató el departamento de Maria Ubarretxena el miércoles tras reunirse en Madrid con el secretario de Estado de Política Territorial para conocer sus primeras impresiones sobre los diez documentos que ha propuesto la parte vasca. No en vano, el lehendakari sigue matizando que confía en que se cumpla lo pactado. Pero, mientras tanto, eleva la presión. 

Todas las competencias se tienen que acordar antes del 1 de enero de 2026, y al año le quedan tan solo dos meses y una semana por delante. Las materias que quedan, además, son las más complejas, como es el caso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social; los aeropuertos de Loiu, Foronda y Hondarribia; y los puertos de Pasaia y Bilbao. El PNV hace valer el pacto de investidura que convirtió a Sánchez en presidente español y que lo compromete a ceder todas las materias este año; y Pradales pone en valor el cronograma que acordó personalmente con Sánchez el 27 de noviembre del año pasado en la primera reunión de la Comisión Permanente. Pradales apretó al Estado en su respuesta a una pregunta parlamentaria que le formuló su propio grupo, el PNV, por boca de Joseba Díez Antxustegi. 

Los dos extremos, en contra

El lehendakari comenzó con un recorrido histórico para recordar que el 25 de octubre de 1979 la sociedad vasca respaldó el Estatuto en tiempos difíciles, tras una dictadura que destruyó la lengua y la cultura vascas y tras el frenazo a la actividad económica. Pradales reivindicó la trascendencia histórica del Estatuto para salir de ese oscuro túnel, y puso en valor el espíritu “pactista y pragmático”, el “ejercicio de posibilismo” que se hizo, sin renunciar al mismo tiempo a las “legítimas aspiraciones y derechos” del pueblo vasco. 

Frente a esa “responsabilidad histórica”, situó a los “dos extremos” que rechazaron el Estatuto por diferentes razones: “el nacionalismo español de derechas decía que España se rompía, y la izquierda abertzale decía que Euskadi se había vendido”. “Dos polos, dos meteduras de pata”, resumió. 

"Se avanza, pero no es suficiente"

Volviendo al presente, Pradales puso en valor que el Estatuto ha permitido alcanzar estos niveles de bienestar pero, “aunque parece difícil de creer”, 46 años después sigue sin cumplirse. Admitió que en el transcurso del último año se han dado pasos con la transferencia de varias competencias (litoral, cine, autorizaciones iniciales de trabajo para personas extranjeras, meteorología; y las pactadas en julio y septiembre como el seguro escolar, centro de verificación de maquinaria para la salud laboral, prestaciones contributivas de desempleo, subsidios del paro y salvamento marítimo). Pero “no es suficiente”.

“Pedro Sánchez tiene una oportunidad histórica para hacer lo que no han hecho los presidentes que lo han precedido: cumplir el Estatuto de Gernika en su integridad y saldar la deuda con nuestro pueblo. Estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano para facilitarlo. Hemos puesto en manos del Gobierno español diez propuestas concretas. El tiempo corre. Los compromisos son claros, pero necesitamos otro ritmo. Y, por encima de todo, cumplir lo pactado”, alertó.

Será Pedro Sánchez quien decida cómo quiere ser recordado por el pueblo vasco, como el presidente español que cumplió el Estatuto de Gernika tras 46 años, o como uno más en la larga historia de quienes lo incumplieron. Debe decidir si cumple la palabra dada o deja pasar esta oportunidad histórica. Confío en que cumpla, y en su mano está. En todo caso, y tras 46 años, la sociedad vasca en cada oportunidad que tiene sigue demostrando su deseo de avanzar y ampliar el autogobierno vasco. La voluntad democrática de este pueblo guiará siempre nuestro futuro. Es mi compromiso”, zanjó.