- Quim Torra alejó ayer el momento de poner una fecha a las elecciones en Catalunya, ya que “ni se ha planteado” la cuestión de los comicios y “nadie lo entendería ahora”, en medio de la crisis sanitaria que también ha devastado al territorio catalán. Aunque el 29 de enero señaló que lo haría después de aprobar los Presupuestos de la Generalitat, que finalmente se votarán el próximo viernes 24 de abril en el Parlament, el contexto ha cambiado y lo que toca es “focalizar todos los esfuerzos en esta gravísisma situación” de la pandemia.
De hecho, si bien preside “un gobierno independentista”, aseveró que la única “prioridad es proteger a todos los ciudadanos, voten lo que voten”, y “salvar vidas”. “Me decepcionaría que cualquier partido político tuviera la tentación de aprovechar esta crisis para usos partidistas”, dijo. En parecida sintonía se pronunció reciéntemente el líder de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, en una entrevista en El País en la que reconoció que “si hablo ahora de autodeterminación en la tele igual me tiran el mando a distancia”. La portavoz de JxCat en la Cámara Baja, Laura Borràs, sí señaló ayer mismo en Ser Catalunya que “ahora toca más que nunca hablar del procés” porque con las “herramientas de un Estado” Catalunya solventaría mucho mejor la crisis.
Esto es algo que Torra comparte porque, para el president, “los estados pequeños y los más descentralizados son los que han dado las mejores respuestas y nosotros hemos tenido un proceso de recentralización y no somos un Estado”. En este sentido, se quejó de que Pedro Sánchez actúe a “golpe de decreto”, asegurando que no sabe “nada” de los nuevos Pactos de la Moncloa que el jefe del Ejecutivo español quiere acordar con partidos y autonomías. Además, advirtió de que en ellos, y con toda naturalidad, Catalunya reclamaría “su derecho a la autodeterminación”. Ahora bien, de momento, “no me han enviado nada, ningún papel, excepto un titular de prensa; y así no se trabajan las cosas”, lamentó Torra, recordando a Sánchez que “este último domingo, el clamor mayoritario era de replantearse estas reuniones de presidentes en las que nunca hay debate”.