BILBAO. En una entrevista concedida a Onda Vasca, recogida por Europa Press, Asúa ha indicado que el dato de que en el TC haya dos mujeres de los doce magistrados que lo componen "dice mucho". "Desde 1980 en que se creó el Tribunal hasta hoy, ha habido más de 60 hombres y cinco mujeres. Y este dato dice, como es sabido, que es difícil o hay una tendencia a no buscar o a no elegir mujeres para altos órganos colegiados de decisión o de poder", ha añadido.

En este sentido, ha manifestado que "esto es algo que al principio algunos podían explicar" porque todavía no había suficientes mujeres que hubieran estudiado derecho o que tuvieran una trayectoria, pero "hoy día ya no se puede decir en absoluto eso, y no hay disculpa para que no haya una presencia paritaria en el Tribunal".

"Son puntos ciegos. En ciertos órganos hay cierta tendencia a buscar los miembros cerca de otros antiguos miembros o cerca de órganos de poder y de tradición, donde precisamente por tradición ha habido más hombres, y hasta que no se empiece a abrir la brecha es difícil que vengan más porque hay un inconsciente colectivo y, sobre todo, a determinados niveles donde no se ven a las mujeres. Por lo tanto, se excluyen", ha asegurado.

La magistrada ha señalado que en la Judicatura el 52% son mujeres, pero, sin embargo, en los Tribunales Superiores hay menos y en el Tribunal Supermo "hay muy pocas, sobre diez en un grupo de sesenta y tantos". "Según se va ascendiendo hay menos. Es donde está el tapón", ha añadido.

A su juicio, existe "el inconsciente, que tiene un punto ciego", y se ve "a las mujeres intuitivamente mejor en otros sitios". "Eso es todavía una rémora cultural", ha indicado.

La vicepresidenta del TC ha recordado que "hay normas concretas" para lograr la paridad, salvo para los altos puestos de los tribunales. "Pero el espíritu de la Ley de Igualdad y de la Constitución es el que tiene que imperar en la adopción de decisiones. Yo veo las cuotas como una especie de ortopedia temporal porque no se explica, sino por la inercia de estereotipos en general, que donde hay tantas mujeres como hombres como espacio para elegir, al final se elija a hombres", ha manifestado.

Por ello, cree que para el Tribunal Constitucional "parecería un poco raro, pero, si no se hace espontáneamente, a lo mejor hay que pedir también que haya cuotas". "Hay que cumplir ese espíritu para que, sobre todo, en los altos órganos de decisión, como el TC, haya personas representativas de lo que es la sociedad, que es plural. Si no, se acumulan sesgos que todos tenemos por nuetsra propia mochila y forma de vida", ha indicado.

Adela Asúa ha afirmado que "el entendimiento de los valores y los principios están condicionados, en buena medida, por la propia experiencia, por la sensibilidad, por la percepción, y aquí se necesita, por eso, diversidad y pluralidad".

A su juicio, las leyes, como la de Igualdad, y los convenios internacionales "han hecho mucho y están siendo muy importantes". "Los parlamentos tienen ahora muchas más mujeres porque se obligó", ha destacado.

VIOLENCIA SOBRE LA MUJER

Asúa cree que hay legislación "bastante", aunque se puede mejorar para erradicar la violencia sobre la mujer. "Las leyes penales han sido importantes para dar protección, pero resultan insuficientes porque la Ley siempre va a ser insuficiente. No confiemos en las leyes lo que las leyes no pueden hacer", ha dicho.

La magistrada ha considerado que hay que diferenciar "lo que es una Ley, que promueve y que indica que la igualdad derechos de acceso tiene que ser la misma, pero, igualmente, la Ley Integral contra la Violencia de Género también tiene una serie de previsiones sobre los anuncios y sobre la publidad porque el tema de la violencia de género no se cambia con una Ley".

"La violencia contra las mujeres viene de una concepción que es antigua, de unas estructuras de mente que tenemos heredados desde hace tiempo", ha indicado, para recordar que "el trabajo de alta responsabilidad, que es el cuidado de los niños y los mayores, eso que ha hecho siempre la mujer con tanto talento, habilidad y responsabilidad, ha quedado menospreciado".

"Y de ahí viene, de ese menosprecio y de esa percepción de que la mujer hace algo distinto y, además, sometida a otro, que es el que tiene el dominio", ha apuntado. Por ello, considera que eso está arraigado en la cultura y cambiarlo va a ser "una labor lenta, en la que las leyes empujan, pero no con castigos se consigue todo".