Estambul - La intentona de golpe militar que mantuvo en vilo Turquía durante toda la noche del viernes desembocó ayer en una manifestación de fuerza del Gobierno, que se apresuró a realizar purgas tanto en la Judicatura como en el Ejército. El todopoderoso presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, criticado en los últimos años por su deriva autoritaria, recibió un vital espaldarazo tanto en el interior del país -con el respaldo de todos los partidos políticos- como en el exterior -con las muestras de apoyo de los dirigentes internacionales-.
Según las cifras difundidas por el primer ministro, Binali Yildirim, el balance del golpe de Estado fallido es de 161 muertos entre policías, soldados leales al Gobierno y civiles, además de 1.440 heridos. Asimismo, las autoridades militares leales al Gobierno informaron de 104 golpistas fallecidos; Yildirim, sin embargo, rebajó la cifra a 20 en su balance oficial.
Más de 2.800 soldados fueron detenidos tras fracasar el golpe, al tiempo que el Ministerio anunció la destitución de cinco generales y 29 coroneles. Entre los militares detenidos se hallan los generales Adem Huduti, comandante del 2º Ejército de Turquía, que controla la lucha contra la guerrilla kurda en el sureste del país, y Erdal Öztürk, comandante del 3º Ejército, estacionado en Anatolia oriental. A media tarde de ayer comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Yildirim describió la jornada del viernes como “una fiesta de la democracia”, resaltando que la población se había opuesto a los golpistas.
En medio del caos, Erdogan envió un mensaje de móvil a millones de usuarios, pidiendo a la ciudadanía salir a las calles. “Queridos hijos de la nación turca. Esto es un intento de un reducido grupo como en los años 1970 contra la nación. Honorable nación turca, defiende tu honor, defiende tu país. Defiende tu democracia y tu paz”, señalaba el texto del mandatario. Y los ciudadanos, efectivamente, tomaron las plazas, saltaron encima de los tanques y se enfrentaron verbalmente a los soldados golpistas. El presidente turco se encontraba de vacaciones en la ciudad costera de Marmaris en el momento de la sublevación y, a pesar de que los golpistas tomaron brevemente la televisión privada CNNTürk, Erdogan logró transmitir un mensaje a la ciudadanía por videoconferencia en este canal. “Este golpe de Estado no tendrá éxito”, lanzó. “Van a recibir la respuesta de la nación y van a pagar un alto precio por actuar contra la nación. No les vamos a ceder el campo. Pronto vamos a eliminar esto”, señaló.
El golpe, en directo Una facción indeterminada, por el momento, del Ejército, equipada con tanques e incluso un helicóptero de combate -que ayer aterrizaba en Grecia con ocho militares a bordo- es la responsable del levantamiento que la noche del viernes dejó escenas de guerra en Estambul y Ankara. Los militares golpistas tomaron la cadena turca TRT, desde la que transmitieron sus informaciones, cerraron dos puentes sobre el Bósforo en Estambul y ocuparon los aeropuertos internacionales de esa ciudad y de Ankara, los cerraron al público y cancelaron todos los vuelos. Además, secuestraron al jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar.
Dos horas después enviaron un comunicado electrónico a la prensa en el que afirmaban haber tomado el control en todo el país y advertían de que imponían la ley marcial. Sin embargo, el aeropuerto internacional Atatürk de Estambul, el mayor del país, fue uno de los lugares más rápidamente liberado. Poco después, aterrizaba en su pista Erdogan, donde era recibido por una muchedumbre que agitaba banderas turcas, según imágenes retransmitidas por televisión. El presidente amenazó entonces a los golpistas: “Pagarán cara su traición”. Decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles de Ankara y Estambul enarbolando banderas turcas para rechazar el golpe.
A lo largo de la noche se registraron bombardeos y fuertes enfrentamientos en el Parlamento de Ankara, rodeado por tanques sublevados que abrieron fuego, causando graves daños al edificio, así como en las inmediaciones del aeropuerto de Ataturk y en la sede de las fuerzas especiales en el barrio de Gulbasi, Ankara, donde los golpistas habrían matado a 17 policías. El pánico se apoderó también de la población en Ankara y Estambul por el vuelo a ras de los tejados de aviones y helicópteros de combate y el sonido de varios disparos.
Las protestas se convirtieron en celebraciones después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaron los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la policía, un instante transmitido en directo por las televisiones. Ya por la tarde, mientras el Gobierno recibía el apoyo del resto de los partidos en el Parlamento -entre veladas críticas a la deriva autoritaria de Erdogan-, fuera, una muchedumbre celebraba el fracaso del golpe de Estado. “¡Dinos que matemos y mataremos!”, gritaban, en referencia a los golpistas.