barcelona. Tras haber cerrado el pasado año por encima de la meta de déficit establecida por el Gobierno español, y tras haber afrontado crudos episodios de conflictividad social por sus recortes, Artur Mas volvió a dejar claro ayer que la situación económica sigue siendo un quebradero de cabeza de primer orden para su gabinete. De hecho, y antes de las elecciones anticipadas, el president había apostado por un pacto fiscal que pusiera fin a la sangría de recursos de Catalunya, que aportaría al Estado más de lo que recibe. Esa propuesta pasó al olvido tras el veto de Mariano Rajoy, y una vez abrazada la vía de la consulta soberanista. Sin embargo, en las últimas jornadas el Gobierno español ha vuelto a tentar a la Generalitat con un acuerdo sobre financiación, y también podría rebajar la tensión en sus relaciones con una generosa flexibilización del objetivo de déficit, cuestión que volvió a poner ayer mismo sobre la mesa Artur Mas.

A la espera de que Bruselas confirme la relajación de la meta impuesta al Gobierno español, y de que Madrid relaje a su vez el objetivo fijado a las comunidades, Mas se mostró dispuesto a la "confrontación" en el supuesto de que no se abra la mano para Catalunya. Por el momento, los mensajes del Gobierno español han llegado presididos de cierta confusión. Rajoy apostó por la generosidad con las comunidades incumplidoras, mientras el ministro Luis de Guindos pidió premiar a las más disciplinadas. La propuesta del presidente español podría interpretarse como un intento de lanzar un guiño a Catalunya para relajar la confrontación. Ayer mismo aseguró que estaba dispuesto a ayudar a la Generalitat aunque no le gusten los preceptos políticos que defiende el Govern.

"CORAJE POLÍTICO" Artur Mas, por su parte, lanzó su advertencia en la sesión de control del Parlament, ante la demanda de la mayoría de los grupos parlamentarios para que presente los Presupuestos. Tras la intervención del líder del PSC Pere Navarro, negó que su gabinete esté paralizado por no haber puesto de largo sus Cuentas. "Interpreta como parálisis el no llevar los Presupuestos, pero es al revés. Es una decisión proactiva del Ejecutivo, para decir que no aceptamos los actuales límites de déficit. Si en este tema tiene que haber confrontación, la habrá. Pero no es parálisis, es coraje político.", explicó ante un socialista que lo acusó de ocuparse solo por la independencia.