De temprana vocación política, celebró la mayoría de edad afiliándose al Partido Comunista, coincidiendo con las últimos estertores de Franco. Antes había conocido de de primera mano la batalla sindical en las filas de CCOO. Esta tarjeta de visita presagiaba una dilatada trayectoria pública que ayer cerró una nueva etapa. En el cajón guarda con amargura el asesinato de su compañero y amigo Fernando Buesa como el peor momento "sin duda alguna" de su vida personal y política. Pero también ha habido momentos buenos. Todos los que acabaron con pactos políticos que le han llevado a conocer y tratar a dirigentes de muy diversas ideologías y formas de entender la política. Aunque sea de forma involuntaria, pasará a la historia mediática de las Juntas Generales por haber anunciado en una rueda de prensa hace ahora cuatro años apoyos que posibilitaban su investidura como diputado general y que nunca llegaron a materializarse. Entonces siguió al frente de la bancada socialista, con debates, negociando y sin dejar a nadie indiferente. Las buenas palabras de sus compañeros de siglas contrasta con una visión menos amable de varios adversarios políticos. Alguno ha llegado a decir en privado y tras inacabables horas de negociación que hablar con Prieto es una forma de escuchar "lo bien que lo hacen ellos y lo gilipollas que somos los demás". Las urnas no le han posibilitado el acceso que por dos veces ha intentado a la Diputación Foral de Álava, aunque en su haber guarda la victoria electoral que consiguió en las autonómicas de 2009 frente a las lista del PNV capitaneada en Álava, nada más y nada menos, que por Juan Jose Ibarretxe, entonces lehendakari.

Su impronta es una realidad entre los afiliados alaveses, aunque ese carisma no ha traspasado las fronteras territoriales y, de momento, su evolución en la política autonómica se ha limitado a formar parte del grupo parlamentario del PSE, cargo que ocupa desde hace dos años y que desde ahora compaginará únicamente con la Secretaría General del PSE.

El reconocimiento de sus compañeros de partido en el territorio que le vio nacer quedó de manifiesto en su ascenso al liderazgo de los socialistas alaveses, cuando logró el 92% de los votos. Su última reválida en este ámbito se produjo hace dos años y los apoyos crecieron hasta alcanzar el 97,5%. Ahora cede los trastos a sus compañeros para encarar una legislatura en la que los socialistas han pasado a ser la cuarta fuerza del territorio.