Vitoria. Tiene claro que si no gana las elecciones no será alcalde y por eso apura los últimos días de campaña con la mirada en las urnas y el reto de rescatar al PNV del descalabro de las últimas municipales. Gorka Urtaran es nuevo en el Ayuntamiento, pero no en política, oficio que ha mamado desde chico y al que ahora se ha lanzado de lleno, justo en el momento que más denostado está, por eso piensa que hay que recuperar ese espíritu de los 80 cuando había sintonía y conexión con la ciudad.
¿A qué sabe un 'Gorkafe'?
Sabe bien, a una persona comprometida con Vitoria y con ganas de hacer política de otra manera; es un gusto nuevo, que está en sintonía con lo que quiere la ciudad.
A día de hoy, ocho de cada diez personas pasan de la política, va usted y se mete en este 'fregao'.
Precisamente porque ya es hora de hacer política de otra forma, de recuperar ese espíritu de principios de los 80 cuando había sintonía y conexión con la ciudad, más en un momento en el que la política está denostada, con unos índices muy bajos de credibilidad.
Se estrena como candidato, pero viene bien apadrinado, ¿ya queda algo de la Vitoria de Cuerda?
Queda poco, ésto es como una empresa familiar en la que el padre (Cuerda) monta un negocio con tesón, ilusión y trabajo; luego el hijo (Alonso) mantiene más o menos la empresa, y cuando llega el nieto (Lazcoz) la tiene que vender porque el negocio no da más de sí. Salvando las distancias y sin pensar que vamos a pique, sí que hemos perdido mucha calidad de vida y el referente de ciudad de entonces.
Ahora rezuma ilusión, pero su nombramiento fue convulso, pasó por encima de otros compañeros.
No pasé por encima de nadie y me mantuve en segunda línea hasta que se retiraron dos magníficos candidatos como Malentxo Arruabarrena y Ramiro González. Entonces, el partido decidió quién podría ser la persona más idónea para este trabajo.
Pelillos a la mar, entonces.
No, son procesos que hay que pasar, que ya están olvidados, y dentro de ese grupo de hombres y mujeres del partido capacitados para esta labor, me llegó el turno a mí.
Y le llegó el turno con el reto de recuperar los concejales perdidos.
Mi reto es demostrar a los ciudadanos que se puede hacer política de una forma más cercana y transparente, mucho más humilde y con participación ciudadana.
Ya, y para eso el PNV necesita recuperar votos.
Efectivamente, si quiero ser alcalde tengo que ser el candidato más respaldado, de no ser así no seré alcalde.
Mantiene, entonces, ese compromiso, como Maroto.
Tengo claro que si no gano las elecciones no seré alcalde, lo que hagan otros candidatos, no lo sé.
Pero si no obtiene un buen resultado, se puede reabrir la herida en el partido.
No, hubo un debate interno para elegir candidato, pero dentro de los parámetros normales de discusión, lo que sucede es que, como todo transciende a los medios, da la sensación de división, pero nada más lejos de la realidad.
En cambio, si gana, tendrá que pactar. El PP ya le ha tendido la mano, ¿recoge el testigo o piensa que es una puesta en escena de Maroto?
Es una puesta en escena porque PP y PSE ya han dejado claro que su pacto lo quieren trasladar a ayuntamientos y diputaciones, y donde les den los números, lo van a hacer. Seguro.
¿No será que al PNV le interesa lanzar este mensaje?
No, son palabras textuales suyas. Javier de Andrés ya ha dicho que espera que el PSE le devuelva el favor por poner a López en Lehendakaritza; el lehendakari, por su parte, insiste en que es un cambio que viene para quedarse y Basagoiti asegura que jamás romperá con el PSE.
Y la irrupción de Bildu, ¿va a cambiar algo?
Claro, porque, por fin, después de doce años, todas las sensibilidades de la ciudad van a estar representadas en la Corporación municipal. Su presencia en las elecciones hay que tomarla como un elemento positivo porque supone afianzar ese nuevo estadio de no retorno a la violencia.
Como sociólogo, verá claro el mapa postelectoral.
Qué va. Todas las encuestas son estadísticamente aceptables, pero el tamaño de la muestra no es lo suficientemente amplio para dar resultados con garantía.
Si cada acción tiene su reacción y conviene valorar los resultados, ¿fue un error pactar con el PSE los presupuestos?
Nunca, la apuesta del PNV fue de responsabilidad. Por un lado, para garantizar la estabilidad política, no sólo en Vitoria, sino también en Madrid, de no haber sido así ya estaríamos intervenidos por Europa, y las consecuencias habrían sido peor. Y, por otro, para afianzar el proceso de paz.
¿Y erraron al apoyar el BAI Center?
No.
Pero nada más llegar rectificó a sus compañeros del Ayuntamiento.
No, no fue así. El punto de inflexión llegó cuando fue necesario sacar 50 millones de Ensanche 21, y ya entonces, Iñaki Prusilla condicionó nuestro apoyo. Y si Lazcoz no logra financiación externa, no lo vamos a respaldar. Además, el proyecto se definió en un momento económico distinto al actual y hay que adecuarlo.
¿Qué quiere decir con 'adecuarlo'?
Puede ser tanto flexibilizar los plazos de construcción como el contenido..., igual se necesita un equipamiento menor y más versátil..., pero no me quiero aventurar, habrá que verlo con la nueva Corporación.
Sin duda, el lehendakari ha dado un espaldarazo a Lazcoz en plena campaña anunciando más dinero.
Al final, nos están dando la razón, me alegro de que Lazcoz y Maroto hayan escuchado nuestro mensaje de que es necesaria más financiación externa y cierta flexibilización.
Problemas de financiación también pueden retrasar el soterramiento.
Confío en que el Gobierno de Madrid ponga el dinero porque, si el alcalde sabe que no es así, sería una irresponsabilidad construir la estación de autobuses en Arriaga, si van a darnos largas tiene que ser cuanto antes, claro.
¿Ha sido cómodo su pacto con el los socialistas?
Hemos colaborado y, a la vez, hemos sido críticos. El PSE, en cambio, no ha sabido sacar suficiente rentabilidad a los presupuestos.
A final de año llegan otros presupuestos, ¿de qué departamento no hay que recortar?
¿Uno solo? Promoción Económica y Empleo, porque ahora la prioridad es acabar con el paro y el Ayuntamiento, aunque no puede resolver el problema por sí solo, sí que tiene que tener una actitud más emprendedora que la de Lazcoz. Es necesario hacer un pacto entre todos los partidos por el empleo, como se hizo con la vivienda.
Ahora todos tienen propuestas para crear empleo, las podían haber planteado antes.
En ningún caso diré yo que vamos a crear dos mil o tres mil puestos de trabajo, porque eso resta credibilidad a la política, lo que sí queremos es trabajar de forma más dinámica y emprendedora.
Vitoria ha sido pionera en servicios sociales, pero ahora sólo se habla de ayudas y fraude. Un mensaje ¿peligroso?
Totalmente, es una irresponsabilidad de grado sumo lo que está haciendo el PP única y exclusivamente por sacar rédito electoral. Está llevando su discurso social hacia posturas absolutamente extremistas, generadoras de conflicto (...) y alentando la división social, la xenofobia y el racismo.
Sin embargo, es un mensaje que cala fácilmente.
No sé hasta qué punto. A la sociedad vitoriana hay que trasladarle que vamos a trabajar de forma eficiente y que no va a haber abusos.
Pero si hay fraude, algo tendrá que decir el Ayuntamiento.
Mira, el fraude social existe, pero es pequeño y está muy controlado. Por supuesto que hay que atajarlo, pero con la misma vehemencia que hay que atajar ese estereotipo de que todas las personas que reciben ayudas cometen fraude.
¿Y era necesario habilitar un teléfono para que los ciudadanos se denuncien?
Las medidas que proponen tanto el PP como el PSE son demagógicas, de cara a la galería y nada eficaces. Los cinco años de empadronamiento que plantea Maroto sólo sirven para destapar la mitad de los casos, porque muchos otros perceptores llevan censados en Vitoria más tiempo. Y el teléfono tampoco es la opción más eficiente.
Entonces, ¿qué habría que hacer?
Controlar la economía sumergida y que los perceptores de ayudas en edad de trabajar busquen un empleo de forma activa, éso es política social de calidad, no en base a recortes de derechos sociales.
La situación económica no es buena. Si Vitoria fuese un país de la UE, ¿tendrían que venir al rescate?
De momento no, pero de seguir así, sí. El rigor económico es fundamental y el PP no lo tuvo, porque gobernó en una época donde se recaudaba más de lo previsto, no realizó grandes inversiones y amortizó muy poca deuda y, además, la duplicó.
Pero después ha gobernado el PSE cuatro años. Algo tendrá que ver.
Y también se ha duplicado la deuda en este periodo, si bien es cierto que debido a la crisis ha contado con menos ingresos; en este caso, sí está más justificado apelar a la deuda.
La deuda se ha duplicado con Lazcoz, y con el apoyo del PNV, ¿no?
Sí, y es razonable en tiempos de crisis, pero hasta cierto punto, que es donde empieza a chirriar como, por ejemplo, en el BAI Center. No podemos endeudar a la ciudad con un proyecto de esas características.
Esta merma de ingresos continúa y en unos meses toca hablar de impuestos, ¿cómo lo ve?
Hay que mantener los impuestos, no podemos reducirlos porque el Ayuntamiento necesita ingresos, pero tampoco es momento de subirlos.
Estos días vemos a los candidatos andar en bici, ¿es buena idea cobrar por un servicio ahora gratis si se quiere fomentar su uso?
De momento, no sé si es una medida muy acertada, habría que dar facilidades para que se extienda su uso y luego ya... iniciar otras políticas para que este sistema se pueda mantener.
Hay vecinos de Vitoria que se sienten ciudadanos de segunda, son los de los pueblos.
Cierto. Vitoria es más que una ciudad, es un municipio y, desgraciadamente, en los últimos años se han hecho muchas promesas que al final del ejercicio apenas se han cumplido. Y hay que dar una respuesta a sus necesidades de transporte, reforma de calles..., una batería de medidas que hay que adoptar, y ése es nuestro compromiso.
Se compromete, entonces, a llevar el autobús a los pueblos.
Me comprometo a dar una respuesta a las necesidades de transporte.
Ya. Para concluir, resalte una cualidad de sus rivales Maroto y Lazcoz.
Lazcoz ha sabido vender muy bien lo poco que ha hecho. Y en cuanto a Maroto, es una persona inteligente en el debate.