kabul. Las tropas holandesas de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) desplegadas en Afganistán iniciaron ayer la retirada, al cumplirse el plazo de su misión y no contar con el acuerdo del Gobierno de ese país para prolongar el mandato, como deseaba la OTAN. Tras permanecer cuatro años en la zona, Holanda transfirió el mando en la provincia de Oruzgán (sur) a los efectivos estadounidenses y australianos de la ISAF bajo la tutela de la OTAN.
La ISAF de la OTAN aseguró ayer que el inicio de la retirada de las tropas holandesas no comprometerá la seguridad de la zona, según una fuente de la organización.
En una rueda de prensa en Kabul, el portavoz de la ISAF, Josep Blotz, afirmó que la fuerza conjunta todavía tiene la postura de fuerza necesaria y las capacidades esenciales para asegurar que Uruzgán no va a ser una mancha más en el mapa.
Ayer el país transfirió el mando de la localidad a los efectivos estadounidenses y australianos de la ISAF en una sencilla ceremonia.
"Creo que la nueva fuerza combinada de Uruzgán será capaz de continuar con éxito el trabajo que los holandeses iniciaron hace cuatro años", confió el portavoz.
El representante civil de la OTAN en Afganistán, Dominic Medley, dijo que "la alianza continuará en Afganistán el tiempo que les lleve asegurarse de que los afganos son capaces de protegerse".
Medley añadió que los holandeses pueden sentirse orgullosos de los resultados tangibles que han conseguido en la comunidad. Las diferencias en el seno de la coalición de Gobierno holandesa en cuanto a la prolongación de la misión en Afganistán fueron la causa de la salida del partido laborista del Ejecutivo y la consecuente caída de éste el pasado febrero. Tras celebrarse elecciones en junio, ganadas por los liberales de derecha por sólo un escaño, las negociaciones para formar un Gabinete siguen resultando complejas.
La OTAN había solicitado a Holanda una extensión de su operación en Afganistán, algo que apoyaba el entonces primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende, pero no los laboristas, que en ese momento eran la segunda fuerza política del país. La operación holandesa en Afganistán, que se inició el 1 de agosto de 2006, costó en torno a 229 millones de euros, según ANP. En esos cuatro años de misión murieron 24 soldados neerlandeses y alrededor de 140 resultaron heridos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda destacó que la situación de la seguridad en la zona donde estuvieron estos años experimentó una mejoría, al contar actualmente con 1.600 agentes activos mientras que en 2006 "apenas había policía profesional". También subraya que se incrementó el acceso a la atención sanitaria así como la escolarización infantil, en especial la de las niñas, al igual que se mejoraron las infraestructuras. Los militares holandeses dejan Afganistán, pero continuarán allí diversos proyectos civiles encaminados a seguir desarrollando los servicios de educación y salud.