e hoy en ocho", como dicen todavía en algunos pueblos, Emilio Quílez habrá dado por finiquitados dos meses ininterrumpidos de historias del Deportivo Alavés en su sección 366 días albiazules de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Les descubro mi asombro diario al leer este espacio en el que Quílez nos desvela los miles de avatares a los que se ha tenido que enfrentar nuestro equipo más glorioso durante toda su historia. Hoy, cuando el fútbol parece haber perdido casi toda su esencia con descomunales presupuestos (el que los tenga); y futbolistas (no todos, menos mal) con egos tan grandes que no caben ni en los estadios en los que militan, muchas de las historias que nos cuenta el maestro Quílez nos recuerdan que hace tan sólo unas décadas el fútbol era pasión. Y, por esa pasión, el sacrificio se convertía en verdadera entrega. Porque ya me dirán qué es, sino más que entrega, irse en autobús hasta Vigo en 1963, ganar y no volver a casa hasta dos días después por verse atrapados en una tormenta de nieve; que el equipo local enviase dinero al rival para hacer el viaje (1934); o que incluso que compartiesen autobús para viajar (1931). Si todavía no se han enganchado, no se preocupen. Quedan todavía diez meses por delante. ¡Aprovéchenlos!