ntre las no fiestas, las vacaciones con la familia no sea que nos vayan a confinar de nuevo dentro de cuatro días, y la caló, en nuestro querido templo del cortado mañanero estamos estos días los cuatro currelas que seguimos en el tajo y una mínima representación de los viejillos habituales, más algún despistado al que le han chapado por unas semanas su bar habitual. En nuestro caso, tras el cierre del confinamiento, nuestro amado escanciador ha decidido seguir al pie del cañón, entre otras cosas porque no tiene nada claro que dentro de nada tenga que volver a bajar la persiana. Aún así, ayer, día de los veteranos, como todos los años, hubo brindis entre la parroquia por los que ya no están y por los que queremos seguir estando el próximo año. Un tinto y nada más, eso sí, que no hubo ronda gratuita. “Este año no toca”, nos dijo el huraño. Como si tocase alguno... De todas formas, en ese punto de la conversación, alguien planteó que aquí todo el mundo está haciendo planes para 2021 como si el bicho tuviera fecha de caducidad. Pero ¿y si no? ¿y si estamos igual o peor? Ante la perspectiva de ponernos muy negativos, el más venerable del lugar cortó rápido la charla con un me podéis comer... que derivó en una charla indescriptible sobre los colgajos del susodicho y el sexo a cierta edad.