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Cuestiones de conciencia y de su ausencia

La ética y la semántica siguen disputándose la atención y, pese a los esfuerzos, parece seguir ganando la segunda en Euskal Herria, en Marruecos y en España

Cuestiones de conciencia y de su ausenciaEFE

Es fatigoso enredar la ética con la semántica. En materia de violencia, de amenaza y de salidas de tono, ya no vale la excusa de la segunda para eludir la primera. En estos herrialdes nuestros aún hay quien pinta dianas y luce pancartas contra personas.

Y no, no parecen hechos puntuales, como afirma EH Bildu, cuando se suceden y hasta coinciden con campañas publicitadas por las juventudes de Sortu en competencia con su disidencia de GKS. Un aplauso para los de Otegi por rechazar “sin ambages” la que se exhibía en Gasteiz señalando a PP, Vox, Ertzaintza y Eneko Andueza. Pero uno -o sea, justo una palmada- porque la reata de matices y el desmarque de la condena municipal sugieren que algún ambage si que le queda colgando.

En Nafarroa la retórica se concentra en el túnel de Belate. Yo no sé si ha habido o no pufeo, pero un sobrecoste del 12% no equivale a corrupción. La CEOE calcula un sobrecoste habitual superior al 20% en infraestructuras públicas de los países más desarrollados y de entre un 10 y un 20% en las privadas. No hace falta una conspiración, basta con aquilatar el precio de licitación a la baja o toparse con una topografía imprevista.

Imprevista no fue, pero de una discreción casi clandestina sí resultó la reunión de alto nivel de los gobiernos español y marroquí. Sánchez y varios ministros de ambas obediencias firmaron ayer acuerdos varios y se aseguraron de que nadie preguntase por el pueblo saharaui. ¿Mala conciencia?

La gota que colma

No faltan beatos, sobran salidos

Por si faltaba algo, Paco Salazar. El ojo clínico de Pedro Sánchez debe estar tan enfocado en la gran política que no le da para seleccionar con tino a sus colaboradores. No es que dos secretarios de organización elegidos por él estén imputados; es que, el que fuera su asesor de confianza y segundo al mando en la Secretaría de Organización, está denunciado por comportamiento impresentable con sus compañeras. Gestitos obscenos, lenguaje sexualizado, soez y abuso de posición jerárquica son las lindezas que le atribuyen. No se pretende que la política sea territorio de beatitud, bastaría con que no hubiera tanto salido.

En estas, habrá huelga del sector sanitario en el Estado. Unos sindicatos porque el Estatuto Marco del Ministerio no les gusta y otros -los de médicos- porque quieren uno propio que les distinga y reconozca. Todos, lo que piden es una negociación sobre sueldo, jornada y conciliación laboral público-privada. El argumento de la ministra Mónica García para no dar lo que le piden es que no puede imponer por norma básica condiciones que están descentralizadas. Oye, y este gobierno lo descubre ahora.