Sorprende ver a Ana Pastor, tras la cancelación de El Objetivo, reciclada en La Sexta como presentadora de concursos en Generación Top, un quiebro en su carrera similar al que protagonizó Mercedes Milá con Gran Hermano.
Pero más sorprende ver a Tele 5 lanzar a estas alturas La mejor generación con todos los mimbres de la tele de hace 30 años (como casi todo lo que hace en su nueva etapa) con una Lara Álvarez desubicada que viene de tropezar con A tu bola (el concurso con canicas) y Me resbala.
La de Tele 5 es una batalla musical donde a los veteranos (Marta Sánchez, Pablo Carbonell y Sole Giménez) les llaman Vinilos; Casetes a los de la generación de CD (Roko, Melody y Aníbal Gómez); y Streamers a los jovenzuelos (Maverick, Izan Llunas y Marta Sango).
Por allí concursan todas las semanas nueve cantantes, habituales de estos chiringuitos televisivos, capitaneados, por lo que sea, por tres humoristas: David Fernández Chikilicuatre, Ana Morgade y Esperansa Grasia (no confundir con la del horóscopo, eso es otro tipo de humor) junto a un público parcelado por edades en un decorado idéntico al de La Sexta.
Todos gritan, se alborotan y sobreactúan en sus piques por ganar un trofeo de plasticucho, lo que no impide que el programa sea mortalmente lento, aburrido y nada participativo desde casa.
Apenas un par de pruebas con preguntas permiten responder desde el sofá, el resto del tiempo solo queda ver las versiones que hacen de canciones populares con puestas en escena tirando a horteras o cómicas (valga la redundancia) como si alguien hubiera pensado que si en Tu cara me suena funciona, a ellos también (es la misma productora). Spoiler: no funciona. El programa parece una repetición de algo emitido hace 30 años con un ritmo lento y aburrido.
Contra todo pronóstico, ha sido Ana Pastor quien ha sorprendido para bien en su salto como presentadora de concursos. En Generación Top, con un decorado casi idéntico al de Tele 5, todo está mejor hecho y planificado, y menos mal.
En el concurso también hay tres grupos de tres famosos divididos por generaciones, como podrían estarlo por profesiones, es una excusa como otra cualquiera: están los Ye-yé (1943-1967), los Guay (1968-1987) y los Like (1988-2005). Aquí todo el programa va de preguntas, también las musicales, así que es compatible jugar en casa, y los nombres de las pruebas son ingeniosos guiños a programas del pasado (Un, dos, test; 59 segundos; ¡Mira quién canta!; ¿Dónde estabas entonces? o No te fíes, que es peor).
Son preguntas interesantes y accesibles que se lanzan a buen ritmo sin que público y concursantes pequen de estar sobreactuados ni parezca que llevan secuestrados 30 años en un formato caduco, como pasa en Tele 5. Además, Ana Pastor no se transforma en otra persona para aparentar ser divertida. No le hace falta, se muestra natural y se defiende muy bien en su nuevo registro.