ace unos 45.000 años los sapiens se extendieron fuera de África. Nacimos en África. Y desde África llegaron nuestros ancestros a Europa. Nos distingue el color de la piel. ¿Pero saben ustedes que los negros fueron blancos y viceversa?

En la piel hay melanocitos, células que producen y contienen pigmentos. Hay dos tipos de pigmentos, llamados melanina: uno es marrón parduzco (eumelanina) y el otro, rojo amarillento (feomelanina). El color de la piel depende de la cantidad y la proporción de ambos. Con decirles que ni siquiera existen las razas. Ni biológica ni científicamente. El hecho es que, por origen común, pertenecemos al mismo repertorio genético.

Lo que hay son poblaciones de una sola raza, la raza humana. Lean Sapiens, de Noah Harari.

La lectora y lector perspicaz se habrá dado cuenta que estoy denunciando el racismo que no es otra cosa que la estupidez de quien odia a los suyos y hace segregación con sus parientes. Claro que a los parientes africanos ya les hemos robado la vida varias veces. El esclavismo y el colonialismo hizo estragos, diezmó etnias y otras poblaciones, esquilmó las riquezas naturales y nos convirtió en responsables de las tragedias del continente en el que nacimos.

Este continente en el que viven los pobres más pobres del mundo, necesita nuestra ayuda. Desde el borde del precipicio nos reclama justicia y esa empatía que se ocupa de los otros. Sus voces de auxilio debieran sonarnos familiares. ¡Son los nuestros los que se agarran a ese clavo ardiendo que somos nosotros! Somos los que tenemos un nivel de vida mucho más alto gracias a las conquistas, a las ocupaciones y colonias. Es la herencia que recogimos. Algo debemos devolver.

La vacunación contra el covid en África está en unos números que rompen los ojos. La tasa de personas que han tomado la dosis completa de vacuna apenas llega al 7% frente al 44% mundial y el 70% de adultos en la Unión Europea. El acaparamiento ejercido por parte de los países ricos, es una enorme dificultad para el acceso a las dosis, por parte de los países empobrecidos.

Esta pandemia nos enseña que todo es global, pero nosotros, las poblaciones de países pudientes despreciamos las estrategias globales. Tal es nuestro egoísmo que no entendemos que lo nuestro no se acaba en lo nuestro, sino que tiene su continuidad de contagios y muertes en los países vecinos y luego en todos los demás. Ocurre que el virus desconoce las fronteras y toda medida disuasoria es como poner puertas al campo. Nosotros lo necesitamos, pero el virus no necesita pasaporte, anda como Pedro por su casa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se había fijado la meta de que el 10% de la población de todos los países, economías y territorios estuviese vacunada para finales de septiembre de 2021, pero cuando se alcanzó esa fecha, 56 países, la gran mayoría de África y Oriente Medio, no habían logrado alcanzarla.

La OMS reconoce que la comunidad científica está cumpliendo su parte, trabajando con gran rapidez a fin de obtener herramientas poderosas para salvar vidas. Pero su director general, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha reconocido que la concentración de esas herramientas en manos de unos pocos países y empresas, ha llevado a una catástrofe mundial en la que los ricos están protegidos mientras que los pobres permanecen expuestos a un virus mortal.

Al problema del acceso a las vacunas se une la dificultad de la distribución que requiere de una logística de transporte y conservación que débiles sistemas de salud no pueden soportar. Un ejemplo de muchos lo tenemos en Senegal. En el pasado mes de julio la población acudió a vacunarse en masa. En agosto se acabaron las dosis y mucha gente quedó sin inmunizar. Cuando volvieron a llegar vacunas, muchas personas ya no regresaron. Miles de vacunas caducaron y unas 200.000 se destruyeron. La falta de unas instalaciones adecuadas para el almacenamiento, la dificultad del transporte para llegar a lugares recónditos y la desinformación de la gente, todo es muy complicado. Cuando las vacunas llegan por vía aérea a las capitales comienza el problema de inyectarlas en territorios rurales, de difícil acceso, en suburbios sin censos.

Una de cada cuatro vacunas llegadas a África no se han administrado. La baja vacunación de muchos países es una amenaza para toda la ciudadanía mundial. La comunidad científica lo ha repetido hasta la saciedad. Las negociaciones bilaterales entre gobiernos y fabricantes de vacunas han dejado a un lado a países pobres y por lo tanto vulnerables. Afirma Unicef que los países ricos han recibido 15 veces más dosis por habitante que los países de bajos ingresos. En África la alternativa pasa por fabricar sus propias vacunas con la ayuda externa. En este esfuerzo están Sudáfrica, Senegal y Ruanda, pero sus vacunas fabricadas no estarán listas antes de 2023. Mientras tanto, ¿qué?

China ha prometido una donación de mil millones de dosis extras para África, pero no creo equivocarme si digo que el gesto forma parte de un plan político y económico. Bueno, a otros países les toca ayudar a África desinteresadamente. Veremos si lo hacen. Poder, pueden.

Actualmente el gran desafío es mantener los suministros por vías de transporte abiertas y hacer que las estrategias de vacunación sean predecibles (algo así como un puente aéreo) y organizadas con eficiencia. Para ello, los países mejor dotados de recursos, y en nuestro caso la Unión Europea, deben implicarse. Se dice que en África los contagios rozan los nueve millones y los fallecidos unos 225.000, pero seguramente son cifras ya superadas. En el caso del Gobierno español, ha donado seis millones de vacunas a países de América Latina. en contextos humanitarios que serán gestionados por Acnur. Más recientemente, Sánchez ha informado de la donación de dos millones de dosis para contextos humanitarios. Suman ya 24 millones las dosis entregadas por el Gobierno de Sánchez. Lo que está bien, está bien.

Las noticias falsas y los rumores causan estragos en el continente africano. Es algo que ya sucede entre nosotros y no digamos entre poblaciones más fáciles de manipular. La falsa noticia de que la vacuna produce infertilidad, es suficiente para frenar la vacunación. Es un rumor recurrente que en África ya se conoció en las batallas sanitarias contra la poliomielitis. Entonces se decía que la vacunación era un intento encubierto de esterilizar a niñas y niños. Este escenario explica que haya países en los que solo se ha vacunado una mujer por cada cuatro hombres.

Covax es la respuesta internacional que agrupa a 190 países. ¿Su misión? Lograr el acceso equitativo mundial a las vacunas en el tiempo más rápido posible. El objetivo es loable, pero falta saber si los gobiernos y laboratorios cumplirán. La Unión Europea debe oponerse a que la vacunación de África dependa del libre mercado. La demanda de vivir debe ser mucho más importante que la oferta del negocio. Millones de personas (1.216 miles de millones) necesitan de nuestra corresponsabilidad. Además de solidaridad estaremos contribuyendo a protegernos de nuevas variantes. Y, a fin de cuentas, nosotros también nacimos en África. * Analista