No es la primera vez que se habla de las melonadas que las redes sociales hacen de vez en cuando censurando obras de arte porque las consideran contenido pornográfico. Leo que Facebook impidió a un usuario subir un anuncio -desconozco de qué- para el que utilizaba una imagen de El juicio final de la Capilla Sixtina. La red explicó al usuario lo siguiente: “No se permiten anuncios en los que aparezcan personas que muestren demasiada piel. Te aconsejamos que utilices un contenido que haga hincapié en tu producto o servicio más que en el modelo”. Al parecer, Facebook utiliza un algoritmo que de algún modo la superficie de piel al aire. Y otra cosa no, pero piel en la obra de Miguel Ángel, pues un rato. Parece ser que el usuario consiguió comunicarse finalmente con una persona con dos dedos de frente y que la red le permitió subir la imagen. Ahora bien, en estos tiempos de inteligencia artificial y tal, y ahora que -como nos han recordado- estamos en el año en que transcurre el futuro de Blade Runner, quizá episodios como el del algoritmo de Facebook y la obra de Miguel Ángel vienen a recordarnos qué nos distinguirá a los humanos cuando nuestro tiempo haya pasado en este planeta. Quizá, solo quizá. O quizá todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.