Sigue avanzando en sus trabajos la Ponencia sobre Autogobierno del Parlamento Vasco y las aportaciones compartidas, fundamentalmente por PNV y EH Bildu, con Elkarrekin Podemos como indeciso espectador, van configurando un modelo de autogobierno en el que el principio de bilateralidad en las relaciones se sustenta en los de legalidad y lealtad a la concertación. Ejemplo explícito de ello son las más recientes aportaciones al articulado de la propuesta. En primer lugar, se sustancia el concepto de Concierto Político como herramienta de relación entre las autoridades de la Comunidad Autónoma de Euskadi y las del Estado. La definición de una Comisión Mixta que afronte con carácter preventivo el seguimiento de las iniciativas ejecutivas y legislativas que pudieran entrar en colisión es no solo una propuesta de consolidación de la bilateralidad sino, sobre todo, una mano tendida a la estabilidad interinstitucional y la lealtad entre agentes con espacios comunes que transitar. Con un sentido práctico que debería evitar que las políticas destinadas a gestionar y mejorar las circunstancias individuales y colectivas de la ciudadanía no se vea sometida al conflicto y al arbitrio de un sistema legal y judicial que se ha revelado hasta la fecha incapaz de solventar las divergencias sin lesionar las relaciones. La apuesta por la concertación es un ejercicio de mutua confianza que despejaría de las relaciones entre Euskadi y el Estado los recelos acumulados. No es un elemento identitario sino muy tangible. Los conflictos sobre sanidad, educación, políticas de empleo o asuntos sociales han sido recurrentes en el pasado y se han amplificado con la estrategia reciente del anterior gobierno del Estado de legislar por norma básica en contra de competencias de las comunidades autónomas. La propuesta de que el Tribunal Constitucional disponga de un mecanismo paritario para dirimir los conflictos acorde al derecho y no tanto a la percepción ideológica de sus miembros, cuyo nexo con los gobiernos del Estado ha sido su principal causa de sospecha. Pero, además es el principio democrático el que sale reforzado por esta vía. La concertación es la herramienta más respetuosa con las realidades sociopolíticas y el equilibrio de las respectivas mayorías que se ven representadas en las instituciones, tanto vascas como españolas.