La inédita manifestación celebrada ayer en París para exigir al Gobierno francés el acercamiento a Euskadi de los presos de ETA recluidos en cárceles galas, que obtuvo un amplio y plural respaldo de cargos electos y organizaciones políticas y sociales fundamentalmente de Ipar Euskal Herria, debe suponer un punto de inflexión en la política penitenciaria basada en el alejamiento, la restricción de derechos y el castigo que llevan a cabo tanto el Ejecutivo francés como el español y debe significar, también, un paso adelante en el proceso hacia la desaparición definitiva de la organización terrorista. La movilización de ayer, que fue secundada por miles de personas bajo el lema Paz en el País Vasco. Ahora los presos, tenía como objetivo hacer un llamamiento al Gobierno francés para que se implique -a través, en primera instancia, de la puesta en marcha de una política más humanitaria con los presos- en la búsqueda de la consolidación definitiva de la paz en Euskadi. Pero, además, pretende también que por medio de ese cambio en la actitud gala el Gobierno español quede aún más en soledad y en evidencia y se facilite, así, un movimiento de presión internacional que derive en el fin del alejamiento de los reclusos. La pluralidad y el nivel personal y político de los apoyos que ha recibido la manifestación en la capital gala, con personalidades y organizaciones que van desde el macronismo al Partido Socialista francés, pasando por el centrismo, la extrema izquierda, el ecologismo y el abertzalismo, son prueba evidente de la sensatez y pleno sentido político no partidista de la petición, que cuenta con un amplísimo consenso en toda Euskal Herria y que solo puede rebatirse desde una perspectiva del pasado o desde la venganza. Francia ya ha mostrado en los últimos meses un inteligente cambio de actitud que no se percibe aún en el Estado español. En primer lugar, fue capaz de ver la realidad del desarme y, aunque con la máxima discreción, implicarse en el mismo. Asimismo, está dando señales de estar dispuesta a dar más pasos -el Ayuntamiento de París aprobó por unanimidad un texto a favor de la manifestación de ayer- para facilitar la desaparición de ETA. Si Francia pusiese fin al alejamiento, el Gobierno y los partidos españoles que apoyan sin fisuras su política antiterrorista quedarían aún más aislados también en el terreno de la paz y los derechos humanos.