Israel es un país al que muchos vascos consideramos hermano, ya que una parte importante de su población la forman los descendientes de aquellos españoles, los llamados sefardíes, que fueron injustamente expulsados en 1492 de “su-nuestro” país. Hemos tenido entre nosotros a un descendiente de aquellos españoles-sefardíes, nada menos que al presidente de Israel, Reuven Rivlin, y ha sido una alegría disfrutar de su sencillez y cercanía, y también, por qué no, de la firmeza con la que ha defendido sus principios y los del país que representa. A su lado estuvo su esposa que, al igual que su marido, ha sabido ganarse la simpatía de todos aquellos que la han conocido. Los que nos consideramos “amigos de Israel” y especialmente los que tratamos de dar a conocer las maravillas y sorpresas que hay detrás de esa tierra y sus gentes, hemos encontrado en el presidente Rivlin el mejor aliado e imagen que se podía dar de Israel, la de un amigo que busca reforzar esa amistad y hacerla aún más firme y sincera.
Recientemente visitó Euskadi el embajador Daniel Kutner con una gran acogida e interés por parte de diferentes sectores sociales, del entorno académico, empresarial, cultural, de la judicatura. Lo cierto es que nuestras relaciones bilaterales siempre han ido a mejor. El flujo de negocios entre Israel y España no ha dejado de aumentar en los últimos años y además con un balance equilibrado. Los intercambios comerciales se miden ya en miles de millones de euros y tan importante como esto es el conocimiento y capital humano que se intercambia entre España e Israel y la cantidad de empresas conjuntas que se crean en sectores de futuro como los tecnológicos y startups. También el turismo desde Israel a España ha crecido de manera imparable. Hoy Barcelona, Palma de Mallorca, Canarias, Madrid, Costa del Sol, forman parte inseparable de las vacaciones de los israelíes. Euskadi tiene un potencial y amplio nicho de mercado por desarrollar ahí.
En el mundo de la cultura España vive con gran intensidad un reencuentro con la “herencia de Sefarad”. Y no hablamos solo de barrios o juderías que se recuperan en muchos pueblos y ciudades, sino de españoles que buscan en la historia de su familia, alguna conexión con el “mundo judío”, creando una curiosidad por conocer cómo fue el mundo de sus ancestros judíos.
Los que nos sentimos orgullosos de ser “amigos de Israel” queremos agradecer a SS.MM. los reyes ese trato muy personal que llegaba más allá de la etiqueta oficial. También la amable cortesía mostrada por el presidente del Gobierno y por el Senado y la hospitalidad que le han brindado el presidente de Castilla-La Mancha y la alcaldesa de Toledo. También agradecer al incansable y profesional equipo de la Embajada de Israel en España y a los diplomáticos del Ministerio de AA.EE, por haber hecho, entre todos, que este encuentro entre España e Israel, sea recordado en el tiempo.
Ya sólo queda que todos los “buenos deseos” que se han expresado en este viaje, se transformen en unas estrechas relaciones políticas.