Anda el personal revolucionado porque lo que se ha interpretado como un lapsus del dj Goldie ha avivado la teoría de que detrás del misteriosísimo Banksy se esconde en realidad el líder de Massive Attack. Seguro que han visto alguna obra de Banksy, ese artista urbano lleno de humor y crítica, tan irónico, sarcástico en muchos casos, como tierno o evocador en otros. Y esto es mi impresión, absolutamente subjetiva y bastante limitada -estoy muy muy lejos de ser una experta en su obra-. Nunca he tenido la fortuna de caminar por una ciudad y al doblar una esquina encontrarme con uno de sus murales o graffitis. Pero hace poco sí que me topé con una pequeña exposición sobre su obra y confieso que me divertí. Resulta francamente inquietante este empeño por desenmascarar a Banksy, tipo o tipa que militantemente ha puesto todo su empeño en que nadie conozca su identidad. ¿Y luego qué? Es decir, ¿qué carajo me importa a mí si Banksy es el líder de Massive Attack o mi vecino del quinto? Qué me importa más allá de alimentar al tertuliano de Sálvame que seguramente todos llevamos dentro, quiero decir. ¿Qué me importa si el personaje es un triunfo del marketing o un compromiso genuino? A mí me gusta la obra de Banksy. Lo demás es accesorio.