A la espera de que la gestora que bajo la presidencia de Javier Fernández dirige el PSOE desde la dimisión de Pedro Sánchez confirme la fecha del próximo 23 de octubre para el Comité Federal que debe decidir sobre la postura a adoptar en una previsible votación de investidura con Mariano Rajoy como candidato, las resistencias internas a que el PSOE permita la reelección del hoy presidente en funciones se mantienen públicamente. No es baladí que voces más que autorizadas de tres de las cuatro federaciones más potentes del partido -Madrid, Euskadi y Catalunya- hayan mostrado en las últimas horas una nítida postura contraria a la abstención en la investidura y abogado por una consulta a la militancia al respecto. El silencio sobre el particular durante los últimos días de la líder andaluza, Susana Díaz, es también elocuente sobre las reticencias que en el mismo seno del PSOE de Andalucía halla la intención de permitir, de una u otra forma, la formación de un gobierno del Partido Popular. El problema es, en todo caso, de plazos. Si el Comité Federal se convoca finalmente el día 23 y la ronda de consultas de Felipe VI se ha anunciado para los días 24 y 25, Javier Fernández acudiría a la misma con la postura aprobada por el Comité, pero sin tiempo material para que esta haya sido refrendada, o no, por la militancia socialista, refrendo que sería ilógico -además de un evidente riesgo de ridículo- pretender una vez haya confirmado el PSOE al monarca que no impedirá la investidura de Rajoy. En otras palabras, los ahora críticos, es decir, quienes defenderían una postura contraria a la que mantiene la gestora, o al menos su presidente, que ayer mismo reconoció más comprensión fuera que dentro del partido, no estarían en realidad tratando de impedir una decisión que se antoja tomada a expensas del detalle de cómo llevarla a la práctica en la votación de investidura sino que solo estarían conformando cauces alternativos al actual liderazgo de cara al posterior congreso que sí deberá elegir un nuevo secretario general y candidato para un tiempo posterior, es decir, tras una legislatura que el previsible gobierno en minoría de Rajoy permite prever corta. Especialmente ahora que la alternativa de Susana Díaz (y de ahí también su silencio) parece haber salido tocada de su lucha con Pedro Sánchez.
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