No hablo de la actriz. Tampoco de Penélope de Joan Manuel Serrat, preciosa letra para una triste historia. Tema recurrente en la música el de la mujer que espera con paciencia y entrega infinitas. Sin pensar mucho me vienen a la mente En el muelle de San Blas de Maná o Le llamaban loca de Mocedades. Al final, todo está inventado, las penélopes también, porque Penélope ya andaba tejiendo y destejiendo en la Odisea, esperando que Ulises volviera de Troya. Y me he puesto a pensar en esto leyendo la noticia de un holandés que ha tenido que ser hospitalizado en China, según cuenta la prensa local, tras pasar diez días esperando en el aeropuerto a una mujer con la que había concertado una primera cita. No se presentó. Al parecer, se conocieron por internet y, como la cosa marchaba, el holandés decidió coger un avión para verla. Pero ella no apareció. Y él se resistió a marcharse. Hasta que acabó ingresado por agotamiento. Dice ella que no entendió la foto con números y letras que él le envió para informarle de la cita. Y el día que él aterrizó, ella estaba en otra ciudad haciéndose una operación de cirugía estética que necesitó de varios días de recuperación. Prosaico siglo XXI, las cosas tenían otra poesía en Ítaca. Se marchitó, en tu huerto hasta la última flor, no hay un sauce en la calle Mayor, para Penélope.
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