Escribía aquí hace unas semanas sobre esa mochila de canciones, libros, películas... que una va cargando a lo largo de la vida y que te definen, que explican quizá un momento de tu vida, que han sido refugio o consuelo, quizá inspiración. Como en aquel libro, Las cosas que llevaban los hombres que lucharon. Pues bien, se ha muerto Umberco Eco, se ha muerto y me deja en la mochila, como a millones de personas, El nombre de la rosa. Cayó en mis manos más o menos con 15 años y fue una suerte. Lo digo por si aún queda algún adolescente que lea periódicos y quizá pasee aunque sea distraídamente por estas líneas. Sí, tú. Busca El nombre de la rosa y lee y pásalo bien y enamórate de la lectura. Hay acción, muerte, misterio e incluso da tiempo para reflexionar, sobre el arte y sobre la vida, para que cuando acabes la última página y casi ya estés echando de menos a Guillermo de Baskerville comprendas que ya no eres el mismo o la misma que empezó aquel libro. Y seguramente vuelvas a él, tendrás que hacerlo, y volverás a pasarlo bien. Yo ahí dejo la sugerencia. Últimamente leí Número cero, una auténtica delicia divertidísima cargada de sátira e ironía. En fin, como decía, afortunadamente todavía nos quedan los libros de la mochila.
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