no fueron las de ayer unas elecciones europeas al uso. Y no porque la elevada abstención -aunque la participación fue al final ligeramente superior a la de hace cinco años- obligue a relativizar el análisis, sino porque el bipartidismo que gestiona la tiranía de los ajustes en Bruselas se encontró anoche con un severo correctivo. La sorprendente efervescencia de las opciones izquierdistas -vencedoras en Grecia y con un notable resultado en el Estado español- y de la ultraderecha -que arrasó en Francia- no estaba del todo escrita en el guión. Si Jean-Claude Junker y Martin Schulz -los candidatos de las dos grandes corrientes políticas europeas- se las prometían felices y esperaban gestionar el establishment europeo con una gran coalición a la alemana, los resultados de anoche les lanzaron un mensaje crítico sobre el que deberían reflexionar y en el que subyace un cuestionamiento de las políticas de la Europa de los Estados y de los grandes intereses financieros. El bipartidismo también se resquebrajó en el Estado español. PP y PSOE recibieron un fuerte castigo y ambos se dejan en el camino una tercera parte de su representación, perdiendo 8 y 9 escaños, respectivamente. El PP de Mariano Rajoy cosechó por tanto una agria victoria y el desastroso resultado del PSOE dejó muy tocado el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba, que no ha sido capaz de ilusionar al electorado progresista ni de lejos, a pesar del evidente desgaste del Gobierno popular. Sí han capitalizado el descontento, en cambio, opciones como IU o la sorpresa de Podemos, que dejan en evidencia la desorientación del PSOE. Y en el caso de Euskadi y Catalunya, la suma de socialistas y populares se desmoronó quedándose en un exiguo 23% en ambos casos. En Catalunya, ERC protagonizó un sorpasso que da en los morros a Madrid y el PNV consolidó en la CAV su hegemonía y su representación en Europa, al tiempo que le ganó el pulso a Bildu por 30.000 votos y cuatro puntos. Sin embargo, el PNV -ante su primer termómetro electoral tras recuperar el Gobierno vasco- tropezó en Gipuzkoa -donde Bildu volvió a ganar- y sobre todo en Álava, donde la marca de la izquierda abertzale rebasó inesperadamente a la formación jeltzale y ésta quedó incluso relegada a la cuarta plaza en Gasteiz. Toques de atención todos ellos -en Europa, España y Euskadi- que no deben caer en saco roto.
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