Confieso que mi fe en el ser humano es más bien escasa. La ironía y el humor negro suelen ser un refugio. No solucionan nada, pero alivian el alma. Esos momentos en los que recuerdas con una sonrisa torcida a Rick Blaine, oscuro, cansado, respondiendo al mayor Strasser: "¿Cuál es su nacionalidad? Soy borracho". Y no por un conflicto identitario, para entendernos, el tema no va de banderas. No. Sino porque efectivamente el mundo se volvió loco, si es que alguna vez estuvo cuerdo, y casi se te hace imposible reconocer en él algo parecido a la humanidad. En fin, son esos días en que lees noticias con titulares como éste: "Boko Haram secuestra a ocho niñas de un pueblo al noreste de Nigeria". Boko Haram es, al parecer, un grupo islamista radical cuyo nombre significa algo así como la educación occidental es pecado y ya en abril secuestró a otras 276 jóvenes. De ellas, 53 lograron escapar y el resto iban a ser vendidas como esclavas. El pecado, dicen, es la educación occidental. Me atrevo a suponer que su pecado, el de estas niñas, es mucho más simple y doble: estar en una escuela y ser niñas. Pienso esto buscando algún tipo de explicación racional a algo que simplemente no la tiene. Y no hay humor por oscuro que sea que alivie horrores como éste. Seres humanos...