Después de que la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, invocara a la protección del manto de la Virgen del Rocío para que descendieran las cifras del paro, los informativos de TVE valoraron la virtud terapéutica del rezo para "templar las almas atormentadas" de los sin trabajo. Tiene coña la cosa. Hasta podría ser gracioso de no ser por el drama que esconde. El drama de miles y miles de personas que, humilladas, deambulan por los comedores sociales, de parejas con niños que regresan al hogar de su infancia en busca de arropo económico. Y es a ellos, a los abuelos de hoy, a los que de nuevo les toca sustentar la familia, mantener económicamente a unos hijos y nietos por los que ya se partieron antes el espinazo para que no les faltara de nada, para que no sufrieran las penurias que ellos ya pasaron de pequeños. Y ahora, en el ocaso de su currada vida... ¡A rezar! Pues recemos, al fin y al cabo es Pascua, tiempo de oración. Y al parecer, tiempo de necedades: Abuelo nuestro que estás jubilado/santificada sea nuestra suerte/venga a nosotros tu pensión/hágase realidad tu paga/mejor hoy en la tierra que mañana en el cielo/no nos dejes caer en el Inem/mas líbranos del paro. Amén. Lo sé, es el Padrenuestro antiguo, pero es el que sé, el que aprendí de mis abuelos. Como vosotros. ¡Necios!
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