Un día más. Y van seis desde que Josean Querejeta confirmara públicamente su intención de capitalizar el Alavés, o sea, hacerse con el control del club. Desde entonces han pasado algunas cosas y, aunque aún no se ha concretado el traspaso de poderes, todo apunta a que éste no se demorará demasiado. Por un lado, el consenso político para acompañar a los nuevos inversores está asegurado, al menos entre los partidos con opciones reales de gobierno. También está despejado el camino para que la Caja Vital conceda el préstamo que permita a Querejeta y su equipo disponer del dinero suficiente, aparte de los 2,4 millones de capitalización, para comenzar a sentar las bases de un club más sólido y capaz de aspirar al éxito más allá de limitarse a intentar cumplir con empleados, acreedores y proveedores. Ya se conocen a su vez los empresarios que acompañarán al presidente del Baskonia en esta aventura. Ah, ¿que no lo saben? Bueno, sólo tienen que leer este periódico con cierta atención para informarse. Entonces... sólo falta que Querejeta y Alfredo Ruiz de Gauna se pongan de acuerdo. Espero que este último aspecto no sea impedimento para que todos los movimientos y el trabajo desarrollado durante los últimos siete meses acaben en el cubo de la basura. Habrá que ver, no obstante, qué pide uno y qué ofrece otro. Y también habrá que desentrañar si hay sorpresas bajo la alfombra -por ejemplo, deudas extrañas o algún contrato blindado- y si éstas son asumibles por los nuevos dueños del Alavés. En fin, seguimos esperando...
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