La última ocurrencia del Gobierno es abaratar las pensiones aumentando los años de cotización a 41. Con esto reduce la cantidad a pagar a cada pensionista en un 5%. Para poderse jubilar a los 65 años hay que empezar a cotizar a los 24 y además no perder ni un solo día de cotización en toda tu vida laboral. Con esto y con la reforma del despido aquí no va a cobrar el 100% ni Dios. Eso si, los señoritos políticos por ser eurodiputados durante dos añitos de viajes, dietas restaurantes y hoteles de lujo tienen derecho a una pensión vitalicia. Y los diputados de segunda, los normales, por cotizar siete años tienen asegurado su futuro.

Luego tenemos a los presidentes de Gobierno. Aznar ficha por Endesa por 200.000 euros y para pagarle nos suben la luz un 11%. Felipe González también ficha por las energéticas. A saber qué favores les deben. Para pagar estos fichajes estrella, que, por cierto, no dejan de cobrar su pensión de expresidentes a pesar de que trabajan, nos suben el precio de la gasolina y el gasoil de forma desorbitada.

En muchas profesiones, seguir trabajando a los 67 años es un atentado contra la salud, por lo que muchas personas tendrán que decidir entre salud o pensión y volvemos a abaratar. El aumento de la edad de jubilación traerá como consecuencia un relevo más tardío a la incorporación del trabajo y volvemos a abaratar.

En definitiva, el objetivo de la reforma de las pensiones es únicamente abaratarlas, perdiendo la visión de prestación social de jubilación que la sociedad tiene con sus trabajadores después de haber trabajado toda la vida. Me pregunto para cuando las reforma de las pensiones de los políticos.