Aquí todos pillan cacho. La desgracia de unos supone la dicha de otros. Con el escándalo del cierre de la compañía Air Comet se ha vuelto a demostrar que el dinero no entiende de humanidad, que el vil metal es más vil que nunca, que lo de menos son las personas y lo de más los balances y las cuentas corrientes de algunos aprovechados. Por un lado, el mayor jeta de todos: Gerardo Díaz Ferrán, líder de los empresarios españoles que presenta en público y sin pudor alguno recetas económicas jactándose de que sólo los poderosos tienen las fórmulas adecuadas para salir de la crisis mientras mantiene a 666 trabajadores sin cobrar desde hace meses -ahora los quiere echar a todos- y deja tirados en Barajas a miles de pasajeros, la mayoría inmigrantes, en plena Navidad. Por otro lado, la caradura del Gobierno, de éste y de los de todos los países con ciudadanos afectados, que se muestra incapaz de solucionar un problema acuciante mientras filtra a los medios que la culpa no es suya, que ya negoció con no se qué banco alemán que el cierre de Air Comet se demorara hasta después de Navidad. Fleta unos cuantos aviones, desde luego insuficientes, y basta ya, que la cuota de comprensión y generosidad -con nuestro dinero supongo- ya no da para más. Y luego están el resto de compañías aéreas, que aprovechan la circunstancia para hacer caja con la desgracia ajena ofreciendo billetes de avión a tarifa pura y dura e inflada por aquello de que ahora estamos en temporada alta. ¡Hala, a comernos el pavo y Feliz Navidad!
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