Va para catorce años este claustrofóbico y estupendo film (Google Play, Apple TV, Prime), ópera prima de Duncan Jones, que ganó en 2009 el premio a la mejor película en el Festival de Cine Fantástico de Sitges y el favor de la crítica. Una película extraña y personal que, a los que conectamos con este tipo de cine, consigue entretenernos y reflexionar sobre el día de mañana.
La puesta en escena de Moon (2009) es más que correcta y nos retrotrae, salvando las muchas distancias, a Kubrick y a 2001. Odisea en el espacio pero a pesar de los paralelismos, el film lleva jovialmente el paso de los años. Una estación lunar permanente en su cara oculta, toda una incógnita intrigante y tenebrosa con interiores donde se cuidaron al máximo los detalles, incluso en el insufrible, recurrente y aquí necesario robot, aunque son más agobiantes los exteriores que los interiores, ofreciéndonos idea de la desolación lunar. La trama es de una intriga y suspense extraordinarios y casi en cada escena, hay una sorpresa.
Mención también al atrezzo, que evita los repetidos decorados no envejeciendo tanto el mobiliario como el vestuario. Y aún, hoy por hoy, lo consigue. Destaca la interpretación sobresaliente de Sam Rockwell que tuvo que trabajar en un rol nada fácil, con un guión sorprendente que incide en su lírico prefinal, muy buena fotografía y movimiento de cámara junto al sentido horizontal del escenario.
El resultado es una película extraña e interesante que, aunque por las salas pasó sin pena ni gloria, está en mi lista particular de filmografía de culto en el género. Eso sí, conviene reposarla y revisarla. Original y reflexiva, abre el camino en su revisión a la aparición de nuevas sorpresas y coincidencias.