La junta militar de Birmania (Myanmar) impuso este lunes la ley marcial en varias ciudades en respuesta a las manifestaciones que por tercer día consecutivo inundaron las calles del país para protestar contra el golpe de Estado de hace justo una semana.
Después de que el país quedara hoy prácticamente paralizado por una huelga general de trabajadores y protestas masivas, los militares declararon la ley marcial en al menos seis localidades, en las que se impone un toque de queda y se prohíben reuniones de más de cinco personas y discursos públicos.
La medida, que afecta a varios distritos de Rangún, la mayor ciudad y el centro económico del país, entró en vigor este lunes también en Mandalay, Monywa, Loikaw, Hpsaung y Myaungmya.
El anuncio llegó después de que los militares, a través del canal de la televisión estatal MRTV, amenazaran con tomar acciones contra los manifestantes y les acusaran de dañar la estabilidad del país, la seguridad y el Estado de derecho.
Hasta ahora, los medios estatales o próximos al Ejército habían evitado cualquier noticia sobre las movilizaciones pacíficas contra los uniformados y el anuncio hace temer una escalda de detenciones y la represión policial.
En su primer discurso a la nación, el jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, pidió hoy a los birmanos que permanezcan "unidos como país" y que se fijen "en los hechos y no en las emociones".
El general golpista, en su intervención televisada, justificó el levantamiento militar, que calificó de "inevitable", por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre.
En la capital, Naipydó, donde miles de personas se concentraron en la zona de los ministerios, la policía utilizó cañones de agua contra los manifestantes durante al menos 30 minutos con el objetivo de disolver las protestas.
Desde que comenzaron las protestas masivas el fin de semana, las fuerzas de seguridad no habían cargado contra los manifestantes que, por su parte, han evitado en todo momento la confrontación con la policía.