Si hay algo que el paso del tiempo nos enseña es que las cosas se estropean, especialmente las tecnológicas, algunas de ellas por la obsolescencia programada. Los electrodomésticos, los teléfonos móviles, los relojes inteligentes..., casi todos los aparatos se terminan estropeando y si no queremos o podemos reemplazarlos por unos nuevos toca rascarse el bolsillo en su reparación. Pero pocas averías son más costosas que las que se producen en los coches, especialmente las relacionadas con el motor.

De ahí que sea tan importante que llevemos un mantenimiento constante de nuestro vehículo, con las revisiones periódicas y vigilando el desgaste y el correcto funcionamiento de algunos de sus elementos. Pero también hay gestos que podemos hacer en nuestro día a día para evitar averías importantes en el coche, y uno de ellos tiene que ver con el turbo.

Elemento para mantener la potencia reduciendo la cilindrada

El turbo es el elemento que se encarga de proporcionar más combustible al motor a través de la compresión del aire, y en los últimos años ha cobrado si cabe mayor importancia, ya que muchos fabricantes han podido reducir la cilindrada de sus vehículos tirando del turbo para mantener la potencia limitando las emisiones.

Pero este elemento también es uno de los más caros de reparar en caso de avería, con lo que conviene asegurarnos de que lo tratamos bien para prolongar su vida lo máximo posible.

Así funciona el turbo, clave en la potencia del coche

El turbo recoge parte de los gases del escape y los usa para introducir más aire en el cilindro, lo que permite conseguir más potencia al quemar el combustible. En ese proceso el turbo utiliza dos turbinas: la primera, ubicada antes del sistema de escape, se activa cuando hay una cantidad suficiente de gases y traslada parte de ellos a la segunda turbina, que los introduce en la cámara de combustión. 

Esos gases de escape pasan por el turbo a temperaturas muy altas, de ahí que sea imprescindible su lubricación con aceite para garantizar su buen funcionamiento y para rebajar la temperatura del motor. Y ahí entra en escena la conocida como regla del minuto.

Como su nombre indica, se trata de una acción que apenas dura un minuto pero que va a ayudar a que la pieza sufra menos y se conserve mejor. El truco consiste en reservar un minuto tanto cuando arrancamos el coche como especialmente cuando vamos a apagar el motor al llegar a nuestro destino para ofrecerle una transición más correcta.

Un minuto al ralentí al arrancar y otro antes de apagar el motor

Es decir, cuando arrancamos el coche debemos dejarlo al ralentí durante sesenta segundos, porque para conseguir esa correcta lubricación de las piezas es indispensable dar tiempo al el motor para que coja temperatura y sus circuitos reciban los líquidos oportunos. Así las piezas alcanzarán su temperatura óptima, para lo cual es conveniente no exigir demasiado al motor nada más arrancarlo.

Y algo similar sucede a la hora de apagar el motor al llegar a nuestro destino. Es conveniente mantenerlo un minuto al ralentí, porque si se detiene de golpe el aceite deja de distribuirse de forma repentina es posible que se quede estancado entre las piezas, lo que puede hacer que se queme y que se forme una carbonilla que a largo plazo desgastará más rápido las piezas, aumentando el riesgo de avería en el turbo.

2.800 euros, una reparación costosa

El RACE sitúa la del turbo como la sexta avería más cara que se puede producir en un coche, con un coste medio de unos 2.800 euros (hay talleres que cobran más de 5.000 euros) y unas 11 horas de trabajo. Sólo son más costosas las averías de caja de cambios (11.000 euros), bloque de motor (5.300), culata (5.000), inyectores (3.900) y cigüeñal (3.300). Completan el top 10 las averías de bielas (2.700), filtro de partículas (2.500), volante motor (1.600) y aire acondicionado (1.500).