La evolución de las modas y el cambio en los hábitos de compra ha desviado la atención del público de los modelos monovolumen de envergadura hacia los más compactos. El B-Max y los C-Max generan mayor demanda que el Galaxy y el S-Max. Por eso Ford ha decidido insuflar nuevo interés a este último lanzando una Limited Edition con equipamiento cerrado y precio reducido.
El monoespacio de cinco plazas y generoso maletero propone en esta tirada limitada dos contrastadas variantes motrices, los turbodiésel TDCi 1.6 y 2.0, con 115 y 140 CV respectivamente. Dichas mecánicas se asocian a caja de cambios manual de seis marchas. El aliciente primordial que ofrecen es el excelente equilibrio entre el desembolso exigido y el producto obtenido a cambio.
A las dotaciones básicas asignadas al modelo adjuntan abundantes complementos: navegador multimedia con pantalla táctil de siete pulgadas, climatizador automático bizona con control por voz, interfaz HMI con pantalla Convers+, sistema de ayuda al aparcamiento, Bluetooth con control por voz y USB, Portable Car Cinema, luces LED diurnas, llantas de aleación de 17", tercera fila de asientos plegable y activación automática de faros y limpiaparabrisas. El Plan PIVE, el descuento por financiación y la ayuda de la marca consiguen rebajar el precio de la versión de 115 caballos desde los 29.240 que establece la tarifa oficial hasta el definitivo de 21.490. En esas mismas condiciones, el importe final de la alternativa 2.0 de 140 CV se queda en 22.840 euros.