Como Santiago cae en viernes, se ha trasladado la cena semanal al sábado. Pero por lo demás, en nuestro amado templo del cortado mañanero está ya todo preparado para empezar a calentar motores de cara a La Blanca, que otra cosa no, pero los viejillos son unos fiesteros de aúpa. Hay más de uno con los análisis jodidos, pero, como suele ser habitual en este momento del calendario, las recomendaciones del médico se las van a pasar unos cuantos por el arco del triunfo. De todas formas, hay cosas más preocupantes, como la iniciativa de algunos de los aitites de acudir este año a alguna cita con el Gargantúa pero no para que los nietos se tiren, sino para ser ellos los que salgan del culo del señor en cuestión. Por supuesto, llevan días discutiendo sobre los ajos, que hay expertos de la cosa hasta debajo de las piedras. No sé a quién se le ocurrió preguntar el lunes sobre en qué hay que fijarse para comprar unos buenos y llevamos desde entonces con el Allium sativum sin parar. Por de pronto, como es de rigor, ya se ha hecho lista para ver quién se apunta este viernes a las dianas y, a partir de ahí, a todo lo que venga. Eso sí, nuestro escanciador de café y otras sustancias ya ha avisado de que antes hay que pasar por el local para desayunar, que ha comprado huevos y txistorra como para tres regimientos.