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Mesa de Redacción

Miren Ibáñez

Oposición y alternativa

Creo que deberíamos impulsar un cambio de denominación, que la oposición dejara de llamarse oposición. Hablo de la oposición a un gobierno. Quizá de tanto llamarse oposición se ha llevado al extremo literal el concepto y así la oposición acaba reducida a eso, a oponer. Puede que términos como alternativa mejoraran notablemente el servicio público de la, por otra parte, necesaria oposición. Ejemplo. Julio de 2022, el PP presenta su Propuesta para reforzar la independencia judicial y calidad democrática en España.

El punto 8 se titulaba “Garantías de independencia de la Fiscalía General del Estado”. 2025, el Gobierno de PSOE-Sumar anuncia un anteproyecto de reforma del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal que, entre otras cuestiones, extiende a cinco años el mandato del fiscal general del Estado, desligándolo así de la duración de la legislatura. También prevé, supongo que dados los últimos acontecimientos –no olvidemos el telón de fondo de la polémica judicializada que rodea al actual fiscal general–, que las comunicaciones del fiscal general con el Gobierno sean por escrito, registradas y publicadas. Primera reacción del PP: no. Que se puede plantear que la reforma se queda corta, que requiere la medida A o la Z... pero no. Transitar de la oposición a la alternativa es más trabajoso y menos efectista, pero quizá más propio de debates democráticos y de sociedades avanzadas. Y vale para todos.