“El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”, le decía Ilsa a Rick mientras las tropas nazis entraban en París. “Sí, es un mal momento ¿verdad?”, respondía Rick, que incluso en las mieles del enamoramiento trabajaba un proverbial cinismo. Pues algo así, pero al revés, les debe de estar pasando a los integrantes de Veteranos de Rusia. Al parecer, esta organización –según cuentan las crónicas, afín al Kremlin– ha solicitado a las autoridades del país que prohíban la emisión de telenovelas turcas. Confieso que esto no lo vi venir. Según parece, estos señores están preocupados por el ideal de hombre que presentan estas teleseries, auténtico fenómeno televisivo, lo que motivaría “desinterés” de las mujeres rusas por sus paisanos, “contribuyendo” a la crisis demográfica. Afirma el director de esta asociación que las más fieles seguidoras de estas telenovelas “han perdido el interés en los varones rusos y han llegado a viajar a Turquía, algo que ya ha generado trágicos incidentes”. Hago un inciso para recordar que Rusia es, además de una autocracia, un país en guerra. El asunto ha llegado al Ministerio de Cultura y a la Duma. Según cuentan, una diputada ha planteado contraatacar con teleseries con atractivos hombres rusos como protagonistas. Sí, como dijo Ilsa, “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”.
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