La final countdown ha arrancando y varios de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero están transpirando más de lo normal. Por las tardes, más de uno ha empezado a aparecer por el local con los nietos, porque como viene el verano ya no tienen clase a no sé que horas. Y las vacaciones están al caer. Nuestro querido escanciador de café y otras sustancias ha propuesto a los aitites que se lleven a la chavalería de recorrido turístico por el tranvía, que de un tiempo a esta parte la parada de Parlamento parece que se ha convertido en Eurodisney. Pero por el momento la idea no ha calado, más que nada porque alguno de los abueletes teme seriamente que sus descendientes se sumen a la fiesta de la palmera melocotonera al grito de ¡Que vienen los grises!. Es verdad que a alguno de los querubines sus progenitores le han organizado una agenda de udalekus para estas próximas semanas que asusta nada más verla. Pero entre eso y la imagen que solemos tener a veces en el bar con los poyuelos pegados a la pantalla del móvil totalmente desconectados del mundo que les rodea, debería haber un punto medio. Por de pronto, nosotros estamos actualizando nuestros conocimientos en personajes y series, que luego los enanos te empiezan a hablar de algunas cosas que te dejan roto.