De salida constataré que unas fiestas en cuyo programa se incluyen un vermú popular con DJ y las rancheras de Puro Relajo ya merecen la pena vivirse. Más en esta era de salvaje incertidumbre que combatir con la certeza de la amistad verdadera y su ejercicio jaranero a la menor ocasión con buenos alcoholes y mejores viandas. Un maridaje seguro por San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz, un jolgorio notoriamente dual donde se mezclan, igual que el día con la noche, tambores y barriles, txistus con trompetas, caracoles y perretxikos, finos caldos con brebajes inverosímiles, un pregón de película y una medalla de triple ganador en el último segundo. Una bacanal más que nada emocional, pura exaltación existencial, donde cabe todo lo que se ajuste a los cánones del sano divertimento, con el respeto elemental a las personas y al mobiliario público. También para entrenar a las nuevas generaciones en una diversión callejera con relaciones a flor de piel, sin pantallas de por medio. Lo que viene a ser sin red, en el doble sentido de a fondo y sin Instagram ni TikTok. Además de sin paraguas, que parece que la meteorología no aguará estos cuatro días de celebración. Digan por favor a todo plan que sí. Que bai. También a enterarse de la fiesta en los dos soportes, digital y papel, de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Sean lo más felices que puedan. Ondo pasa!

El autor es director de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.