Están mejor pero peor que nosotros a su edad. Y si la discusión antes de la frase ya estaba viento en popa a toda vela, después fue ya el inicio del Juicio Final. Todo porque a uno de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero se le ocurrió decir el otro día que sus nietos, ya con el picorcillo de los 20 en el cuerpo serrano, están esclavizados. Sí, tienen más cosas y modernidades, pero meten horas en el currelo como si no hubiera un mañana, total para no ganar lo suficiente ni para pagarse el trozo de un colchón debajo de un puente. Dicho lo cual, el terremoto fue tal que casi perdemos al escanciador de café y otras sustancias dentro de la falla que se abrió bajo nuestros pies, con algún que otro aitite diciendo que estos ni han pasado una guerra, ni una dictadura, ni saben lo que es dejar tu casa para venirte aquí a llevarse dos duros… En ese momento, con los bastones y las txapelas sobre la mesa, alguien soltó que la culpa es del cochino capitalismo, otro que eres un rojo como el coletas… y nos quedó un principio de mañana de lo más agradable. Lo que no terminamos de dilucidar es si los jóvenes están menos, igual o más jodidos que el resto. Lo que sí quedó claro es que en este bar los haters de las redes son los putos osos amorosos.